En tres días cayó el equivalente a un año de lluvia. Cortes de agua y electricidad, carreteras cortadas y habitantes incrédulos, la metrópoli de 10 millones de habitantes sufrió el martes una tormenta devastadora que anegó una línea de metro y dejó en la superficie montañas de automóviles apilados, barro y destrucción.
Al menos una docena de personas murieron antes de que los socorristas pudieran liberar a los supervivientes de los vagones del metro, y el jueves comenzó a cuestionarse el grado de preparación de las autoridades para la catástrofe.
Los ciudadanos, enfadados, cuestionaron por qué no se cerró el metro antes, y un hilo de conversación acumuló más de 160 millones de visitas el jueves. “¿Por qué el nivel de agua en la calle era casi hasta la cintura, pero el metro seguía permitiendo la entrada de viajeros?”, se preguntaba uno de ellos.
Algunos barrios de la ciudad, situada a unos 700 km al sur de Beijing, siguen inundados, mientras personal de limpieza, bomberos y socorristas se afanan en limpiar el desastre. El gobierno desbloqueó una ayuda de urgencia de 100 millones de yuanes (15,4 millones de dólares, 13 millones de euros) para Henan, la poblada provincia de la que Zhengzhou es capital.
El último balance para el conjunto de la provincia se eleva a 33 muertos y ocho desaparecidos en los últimos días, mientras 376.000 personas han sido evacuadas, según las autoridades.
Más de 200.000 hectáreas fueron anegadas y los daños causados por las lluvias torrenciales se elevan a 1.220 millones de yuanes, unos 188 millones de dólares, según la misma fuente.