La aparición de lagartos en distintos barrios privados de Pilar despertó preocupación en los vecinos debido a que muchos de ellos fueron encontrados en los jardines, merodeando cerca de las piscinas y desplazándose no solo por las galerías de las casas sino incluso en el interior de algunas viviendas.
Tiene las extremidades posteriores largas, la cabeza prolongada y las escamas dorsales de forma ovalada y muy pequeñas. El cuerpo puede alcanzar una longitud de aproximadamente 40 centímetros o más (distancia tomada entre hocico y cloaca) pero si tomamos en cuenta la larga cola esta longitud puede ser casi el doble. Su cabeza es prolongada y comprimida lateralmente.
La irrupción del lagarto overo tuvo lugar en los barrios Parque Irízar, Pellegrini IV y Mirasoles y los especialistas aseguran que no hay que temerles. El avistaje de este tipo de reptiles obedece a que la sequía y al aumento de desarrollos inmobiliarios que en sectores donde estas especies tienen su hábitat, los lleva a desplazarse. Debido a los movimientos de suelo e intervención, empezaron a buscar nuevas zonas donde habitar.
Para el biólogo Nicolás García Romero se trata de “gigantes amistosos”, una especie nativa del lugar que se adapta fácilmente a los entornos periurbanos. “No son agresivos, van a tratar de evitar el contacto con especies domésticas, por ejemplo, salvo que se sientan muy amenazados”, señaló el especialista a distintos medios locales.
“No son peligrosos para nada. El lagarto siempre va a optar por escapar y no por enfrentar. Cuando se sienten amenazados cortan su propia cola”, precisó García Romero. Asimismo, el biólogo aclaró que en el hipotético caso de sentirse muy acorralados o amenazados e incurrir en un eventual ataque, son animales que no tienen posibilidad de generar gran daño.
Graciela Capodoglio, miembro de la Asociación Patrimonio Natural que tiene a su cargo la Reserva Natural de Pilar, habló con Pilar Diario y también llevo tranquilidad a los vecinos: “Son animales que no comen nada que sea más grande que un huevo, no ponen en riesgo a la gente y como son de sangre fría no pueden transmitir enfermedades”.
“Incluso, son beneficiosos”, explicó la ambientalista y agregó que “la gente debería tratar de conservarlos en sus casas” ya que “controlan plagas de ratones y caracoles”.
Sobre su presencia en el lugar, Capodoglio destacó que esta especie de lagartos “forma parte de la fauna nativa que estaba acá desde antes de que llegáramos nosotros. Aparecen por la falta de agua y porque se les está invadiendo su hábitat”.