Martín Abraham tiene 19 años y trabaja como repartidor para una de la dos sucursales de la reconocida sandwichería El Turco de la ciudad de San Miguel de Tucumán. El lunes pasado, mientras entregaba un pedido, a unas 30 cuadras del local, fue abordado por un delincuente que, sin mediar palabra, lo atacó con un machete para asaltarlo y le cortó cuatro dedos de su mano izquierda. Si bien la víctima está fuera de peligro, Sergio Santillán, propietario de los locales, decidió tomar una drástica decisión para resguardar la vida de sus empleados.
El salvaje intento de robo ocurrió en la calle Idelfonso de las Muñecas al 2.200, en el barrio El Pino de la capital tucumana. Según contó a Infobae Juan Pablo Delgado, amigo de la víctima y encargado de la otra sucursal del restaurante, el ladrón se le cruzó al repartidor mientras circulaba en la moto y lo atacó de repente. “El machetazo iba directamente al cuello o la cara. Martín levantó el brazo para defenderse y le cortó los dedos. No sabemos si lo quería matar o robarle la moto. Todavía no sabemos nada de quién fue”, dijo. Después, el agresor huyó con rumbo desconocido y aún es buscado por la Policía.
Lo que más lamenta Juan Pablo es que Martín hoy se encuentra en estado de angustia y nerviosismo permanente, tomando medicación para las heridas. Además, apenas tiene 19 años y recientemente fue papá. “Le quedó el dedo gordo nada más”, contó.
Martín, como el delincuente no pudo lograr su objetivo, llegó por sus propios medios hasta el hospital, a bordo de su moto para que lo atendieran. Luego de algunas horas, arribaron sus compañeros y hasta el dueño del restaurante: todos preocupados querían ver cómo estaba. El estado de conmoción era evidente.
Es por eso que Santillán, el dueño, decidió cortar el problema de raíz: suspendió los repartos nocturnos y reacomó a los cadetes de la noche. Hoy, sólo funcionan bajo la modalidad de take away. Es decir, el cliente pide por teléfono y lo retira en alguno de los dos locales.
“Lo que le pasó a Martín fue el extremo. Nuestro jefe nos reunió a todos y decidió, lamentablemente, sacar los repartos nocturnos. Había más de 15 cadetes. Los reacomodó a todos en la cocina para que no se queden sin laburo. Nos dijo que ya no atentan contra él con los robos sino contra la vida de los cadetes por querer ganarse un pesito bajo el calor, la lluvia, el frío. Lo más importante es que conservaron los laburos”, resaltó el encargado.
“Martín va a seguir trabajando cuando se recupere, pero pregunta qué va a hacer porque ahora sólo tiene una mano. Está muy nervioso. Cuando le saquen las vendas se va a dar cuenta de la realidad”, dijo Juan Pablo. Otro de los puntos destacados por el encargado de la sede Belgrano es que las calles de la capital tucumana “son tierra de nadie” y la presencia policial apenas se observa los fines de semana. “De lunes a jueves puede pasar cualquier cosa”, agregó.
“Por lo pronto sólo hay repartos al mediodía. De noche no, por la inseguridad. Estamos trabajando sólo en el turno de día sólo con los repartos, pero si esto sigue así, vamos a tener que suspenderlos totalmente”, agregó.
Por su parte, Martín se mostró optimista a pesar de perder casi toda la mano izquierda. Dijo en diálogo con los medios locales, apenas salió del hospital, que le dieron una semana de reposo. “Dentro de todo han sido los dedos y no otra cosa, sino no la estaría contando”, indicó.
Ante la conmoción por el intento de robo salvaje, los compañeros abrieron una cuenta en la que se le pide a quien pueda, depositar dinero para ayudarle al joven repartidor en lo que necesite. “Lo que más me duele es que tiene toda la vida por delante”, finalizó su amigo Juan Pablo.