Desde el comienzo, Alfa es uno de los participantes más visibles de la casa. Desde las peleas, sus dichos y anécdotas logró captar la atención de todos. Malhumorado, polémico, querible, para muchos representa a esos padres que intentan deconstruirse y no siempre lo logran, dejando furcios y frases para condenar pero también, escenas tiernas que conmueven. De hecho, el pasado 8 de diciembre fue una de esas jornada que movió sus emociones.
Esa jornada los hermanitos recibieron una propuesta para respetar una costumbre de aquella fecha: el armado del arbolito para esperar la Navidad. Inmediatamente, los jugadores dejaron los enfrentamientos de lado y se unieron para ejecutar la tarea entre todos.
Sin embargo, las emociones no tardaron en llegar y muchos de los participantes no lograron esconder las lágrimas. Uno de ellos, fue nada más y nada menos que Alfa, quien explotó en una crisis de llanto que parecía no tener fin. Es que, como aclaró, extraña mucho a su hija y a su hermano. Abrazado a una foto familiar, lloró un largo rato sobre su cama, sin esconderse del resto. “Te amo, María. Sos lo más lindo que tengo en el mundo amor”, dijo susurrando, acariciando el rostro de su hija en la imagen en la que ambos están abrazados. “Qué ganas de abrazarte, monito. Qué ganas de mimarte. De prepararte la comida, cuántas cosas hemos pasado”, agregó conmovido por completo.
Tal fue su angustia que Nacho se acercó a abrazarlo. Más tarde, ya mucho más repuesto, se fue al patio y charló con Marcos sobre lo mucho que extraña. “¿Estás triste, primito”, le preguntó el salteño. “Y sí, primo. Recién vengo de ver la foto de mi hija y me muero de ganas de abrazarla”, le respondió sincero.