Después de 70 años nace un huemul en semicautiverio en el país

Una pareja de biólogos está en una carrera contrarreloj para salvar de la extinción al cérvido más austral del mundo; quedan entre 350 y 500, la mayoría, desnutridos y enfermos.

Para llegar a la recientemente creada Estación de Rehabilitación y Recría de Huemules Shoonem, hay que manejar 85 km por caminos de ripio desde Alto Río Senguer, la última población camino a Chile bien al sur de Chubut. “Se tarda casi un día en llegar y, si hay que buscar víveres o herramientas, el viaje de ida y vuelta son 170 kilómetros”, cuenta el biólogo Werner Flueck que, junto con su mujer, Jo Anne Smith-Flueck, también bióloga, están corriendo una carrera contrarreloj para salvar de la extinción al huemul, el cérvido más austral del mundo.

En ese centro, el matrimonio Smith-Flueck (de origen suizo y norteamericano, pero afincados desde hace décadas en la Argentina), dos cuidadores a tiempo completo y un puñado de voluntarios que trabajan ad honorem los marcan con radiocollares, estudian su alimentación y documentan sus hábitos y el estado de una población que habita en la zona. En noviembre de 2022, tuvieron una alegría: por primera vez en más de setenta años, nació un huemul en cautiverio en el país. Lo bautizaron Shehuen, palabra tehuelche que significa “fuente de luz”.

 

“En agosto del año pasado, con ayuda de la Fundación Temaiken, que tiene mucha experiencia en bioparques y un grupo importante de veterinarios, llevamos cinco animales a la estación –cuenta el investigador–.  Dos hembras estaban preñadas y tuvieron cría. Una nació en noviembre y otra en diciembre. El primero es macho y está creciendo muy bien, lleno de energía. El segundo nació muy chico, nunca se movió y al otro día murió. La llevamos a Bariloche, donde pudimos hacerle una serie de análisis con tomografía y otros aparatos muy modernos, y nos dimos cuenta de que tenía problemas en el esqueleto. A veces ya están afectados durante la gestación y si sobreviven, son esos animales adultos que encontramos enfermos, con problemas óseos y falta de dientes”.

Se calcula que en la Argentina solo quedan entre trescientos cincuenta y quinientos huemules distribuidos en unos sesenta grupos a lo largo de 1800 km en los Andes. Uno de ellos es el del Parque Protegido Shoonem, en la cuenca del Río Senguer, compuesto por unos 60 ejemplares. En tiempos modernos se consideró erróneamente que el huemul (Hippocamelus bisulcus) es una especie adaptada solo al bosque y la alta montaña, con ambientes rocosos y fuertes pendientes, pero hay testimonios de los primeros exploradores que muestran que en el pasado migraban hacia allí desde zonas abiertas (incluso hay evidencias de que pueden haber llegado a la costa atlántica). En el Siglo XX, la presencia humana los confinó a las altas montañas y se convirtieron en ‘refugiados’ en lo que previamente había sido su retiro de verano, donde la calidad nutricional del forraje es menor. Como resultado, padecen enfermedades y se mueren antes.

Los Smith-Flueck y su equipo crearon la estación para generar grupos de huemules que puedan ser reintroducidos en los ambientes de alta calidad nutricional que históricamente ocupaban, lo que permitiría aumentar su población y promover su expansión a zonas vecinas, y reconectar subpoblaciones que hoy están aisladas.

A poco de nacer

 

El huemul fue declarado monumento natural y su caza está absolutamente prohibida. Quienes deseen o puedan ayudar a evitar su desaparición pueden ponerse en contacto con los científicos por los siguientes correos electrónicos: info@shoonem.ch werner.flueck@unibas.ch. También por WhatsApp a: +54 9 294 4571831

Todas las actividades de la fundación creada por los Flueck pueden consultarse en https://shoonem.ch

Fuente: El Destape

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