El Gobierno está en estado de ebullición por un nuevo capítulo de la interna política. Las críticas sistemáticas del dirigente bonaerense causaron un gran malestar. “La gente no come vidrio y nos va a cobrar esto”, aseguran en el entorno presidencial.
Los ataques sistemáticos de Andrés “Cuervo” Larroque a Alberto Fernández agotaron a la parte del Gobierno que tiene su base de poder en la Casa Rosada. Hay hartazgo y cansancio. Entienden que es parte de una escalada del kirchnerismo para bajar la candidatura por la reelección, pero creen que esas críticas feroces lo único que hacen es dañar más a la administración nacional.
El titular del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires hace públicas sus cuestionamientos al Presidente en forma reiterada. En Balcarce 50 tienen en claro que no es un lobo solitario, sino que actúa en línea con una idea que tiene el aval de Máximo y Cristina Kirchner. En el kirchnerismo nadie actúa solo.
“Lo que dice el Cuervo habla de sus mandantes. No es un lobo. Es una hiena que hace de lobo”, sentenció un funcionario nacional con despacho en la Casa de Gobierno, donde el malestar es muy profundo. Las críticas del kirchnerismo ya son un clásico para la convivencia del Frente de Todos, pero lo que llama la atención es que siempre provengan del mismo dirigente.
El jefe de Estado no responde a los cuestionamientos en forma directa. No entra en la confrontación. Lo único que sigue diciendo es que puede llegar a ser candidato en las próximas elecciones y eso para el kirchnerismo, más que duro, es insoportable. No pueden entender cómo no se baja y abre el juego para que el peronismo comience un proceso de reorganización sin él.