Pedro vio la derrota del último fin de semana ante River en su casa en Tafí Viejo, en San Miguel de Tucumán. Al día siguiente, después del colegio, se fue a la plaza y, sin contarle a su familia, vendió los botines a cambio de 5.000 pesos.
Al día siguiente, después del colegio, se fue a la plaza y, sin contarle su familia, vendió los botines a cambio de 5.000 pesos. Cuando regresó a su casa, dejó la plata en la mesa de luz.
«¿Qué hacen esos billetes de mil pesos ahí? ¿De dónde sacaste esa plata, hijo?», le preguntó su papá, José Gabriel Norry, también fanático de Independiente. Entonces, llegó la respuesta menos esperada: «Vendí los botines, papá, y quiero darle esa plata a Independiente y ayudar con la colecta».
Ambos se pusieron a llorar y se abrazaron. «Se me soltaron las lágrimas de verlo así, no te das una idea, fue un momento muy fuerte. Él se pensó que lo iba a retar, pero cómo haría eso si los vendió para ayudar al club», contó Gabriel en diálogo con TN.
Lejos de arrepentirse, Pedro remarcó: «Lo hice porque amo a Independiente. Sueño con jugar en el Rojo y conocer la cancha. Aunque ya no está en el club, mi ídolo es Tagliafico».
«Independiente es un club gigante, es mi corazón. Lo amo. Espero que estos cinco mil pesos sirvan. Es un sentimiento», agregó.
En tanto, un vecino de la cuadra decidió prestarle unos botines usados para que pueda entrenarse en Sportivo Guzmán, donde juega de lateral izquierdo.