Redactor de la sección Cultura de Infobae
Falleció hoy a las 05:30, a consecuencia de las complicaciones causadas por un trasplante. Tenía 47 años. Fue autor de varios libros, entre ellos, la investigación ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, que fue llevada al cine
Demasiado joven, demasiado rápido, demasiado vivo, murió Diego Rojas, periodista, investigador, animador cultural, tuitero de pluma aguda –su última intervención, ya desde el hospital, fue el 10 de mayo- y militante de Política Obrera. Tenía 47 años.
Hacía meses que venía sufriendo complicaciones fruto de un trasplante de hígado realizado durante la pandemia.
En 2010, tras el asesinato del militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra, Diego Rojas fue a ver al gremialista José Pedraza y logró una entrevista que, años más tarde, un tribunal usaría para condenarlo como partícipe necesario de ese crimen. Había que tener coraje para hacer y publicar esa conversación, que fue parte de uno de los libros de Rojas, titulado justamente ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?, que se publicó en 2011 y sobre el cual también hubo una película que protagonizó Martín Caparrós.
Diego Rojas nació en Buenos Aires en 1977. Hijo de una familia proveniente de Bolivia, vivió en ese país por algunos periodos. Egresado del Colegio Lasalle, estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires pero dejó la carrera para meterse de lleno en su pasión, el periodismo. Con todo, ese paso –y una extensa cultura letrada- había dejado huella y Rojas fue, también, un destacado periodista cultural.
Quienes lo seguían en las redes conocían también su vínculo con su perra Leni, una salchicha que él convirtió en un personaje, a quien mimó y que lo acompañaba en sus lecturas por los cafés.
Cuando los médicos le ofrecieron cuidados paliativos, él pidió una chance más y se dispuso al coma como quien se prepara para una larga siesta. Tuvo fuerzas para sonreírle a la familia. Una amiga lo despidió con el puño en alto mientras lo llevaban a terapia intensiva. Nunca me clavaste una cita, le dijo, y te voy a estar esperando. No pudo ser.