El opositor ruso Alexey Navalny, quien es encuentra en coma después de una presunta intoxicación a bordo de un avión, fue trasladado hoy en un vuelo especial a Berlín para recibir tratamiento en la capital alemana y se encuentra estable.
«Navalny está en Berlín. Sobrevivió al vuelo y está estable», afirmó Jaka Bizilj, vocera de la organización alemana que organizó el vuelo, Cinema For Peace, citada por la cadena de noticias CNN.
El avión aterrizó hoy a las 9 de la mañana (las 4 de Argentina) en el aeropuerto Tegel, utilizado habitualmente para vuelos militares y oficiales, y fue traslado en ambulancia al hospital Charite de Berlín, el principal centro médico capitalino.
Poco después el hospital emitió un comunicado en el que informó que se le estaban realizando pruebas al paciente y que no harían comentarios hasta no tener los resultados.
Navalny, uno de los principales opositores al presidente ruso, Vladimir Putin, fue ingresado en una unidad de terapia intensiva de la ciudad siberiana de Omsk el jueves, después de sufrir una descompensación a bordo del avión en el que se trasladaba de Siberia a Moscú.
Sus seguidores afirman que el político fue envenenado con un te que tomó justo antes de subir al avión y acusan al Kremlin de estar detrás de su enfermedad y del retraso para trasladarlo de un hospital a otro.
Un grupo de médicos alemanes patrocinado por su familia llegó ayer a Omsk en un avión sanitario para sacarlo de Rusia, pero los médicos locales impidieron su traslado argumentando que estaba demasiado inestable para moverse.
Los seguidores de Navalny denunciaron que se trató de una estrategia para que se disuelva en su sistema y no se pueda rastrear el veneno que presuntamente consumió.
Finalmente, los médicos rusos cedieron a las presiones después de que la ONG que organizó el traslado revelara que los médicos alemanes lo habían examinado y habían encontrado que era posible moverlo.
El Dr. Anatoly Kalinichenko, del hospital de Omsk, dijo que Navlany se había estabilizado y que sería traslado dado que sus familiares estaban dispúestos a «asumir los riesgos».
El Kremlin negó que haya habido resistencia a su traslado por motivos políticos.
Su vocero, Dmitry Peskov, aseguró que se trató de una decisión puramente médica.
Esta no es la primera vez que un opositor ruso muere en circunstancias extrañas y tampoco es la primera vez que el Kremlin es acusado de usar veneno para deshacerse de sus enemigos.
En 2015, el opositor Boris Nemstov fue asesinado a balazos en un puente frente al Kremlin y, más reciente, en 2018 el ex espía ruso Serguei Skripal y su hija fueron envenenados -y sobrevivieron- en el Reino Unido con un agente toxico de fabricación rusa.
Navalny, el más destacado de los opositores, hizo campaña en contra de Putin en 2018, pero se le prohibió postularse y, desde entonces, se ha limitado a promover a otros candidatos.
Hasta el mes pasado, Navalny, de 44 años, ha estado dirigiendo una fundación de lucha contra la corrupción, pero se vio obligado a cerrarla tras sufrir una demanda económicamente devastadora de parte de un empresario ruso cercano al Kremlin que había sido expuesto en una de sus denuncias.
Si bien sus familiares y seguidores insisten en que fue envenenado, el equipo médico que lo trató en Omsk niegan esa teoría.
En un video publicado por la televisión de Omsk, el médico jefe del hospital, Alexander Murakhovsky, dijo que el diagnóstico más probable era un trastorno metabólico y que una caída del azúcar en sangre pudo haberle causado la pérdida del conocimiento.
Pero la doctora Anastasia Vasilyeva, vinculada al político opositor, dijo que diagnosticar a Navalny con un «trastorno metabólico» no dice nada sobre lo que pudo haberlo causado, y podría haber sido el resultado de una intoxicación.