La vacuna contra el coronavirus desarrollada por Pfizer y BioNTech requiere una conservación a -70 °C (con un margen de 10°C más o menos) y si bien las empresas anunciaron que desarrollaron transportadores especiales que sólo necesitan hielo seco y luego se pueden utilizar para almacenar por 30 días, especialistas advierten que igual la logística será complicada en algunos países.
En su comunicado difundido hoy con el anuncio de la aprobación para su uso de emergencia en el Reino Unido, las compañías detallaron que «para garantizar la calidad del producto, las empresas han desarrollado transportadores de temperatura controlada especialmente diseñados para la vacuna candidata BNT162b2, que pueden mantener las condiciones de almacenamiento recomendadas (-70 ° C ± 10 ° C) durante períodos prolongados de tiempo sin ningún equipo adicional que no sea hielo seco».
La idea de las empresas es que las dosis se envíen cuando cada país comience la vacunación para que ninguno deba «almacenar la vacuna por más de 30 días».
Las empresas detallaron que estos transportadores pueden «mantener la temperatura durante 10 días sin abrir», en tanto que una vez abierto, el centro de vacunación puede utilizar esos transportadores como una solución de almacenamiento temporal «hasta 30 días con re-congelación cada cinco días de acuerdo con las instrucciones de manipulación».
«Una vez descongelado, la vacuna puede almacenarse hasta cinco días en condiciones de refrigeración (2-8 ° C)», informaron.
Al respecto, Emilio Malchiodi, Profesor Titular de la Cátedra de Inmunología de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA y Director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral (UBA-Conicet), señaló a Télam que «esto es posible de implementar en las grandes ciudades y en países con cierta infraestructura pero puede ser una complicación para muchos lugares».
«En Argentina, por ejemplo, aunque su estructura de vacunación es la mejor de América Latina e incluso está al nivel de los países más desarrollados, toda la organización contempla vacunas que requieren una conservación entre 2 y 8 grados (a excepción de la Sabin que requiere menos 20), por lo que demandaría crear de una capacidad operativa muy compleja», añadió.
El especialista señaló que «hay que tener en cuenta que hay muy pocos lugares que venden hielo seco, aun en la ciudad de Buenos Aires, y muy pocas instituciones cuentan con refrigeradores de menos de 80 grados».
«Por ejemplo, en la facultad tenemos tres freezer de menos 80 pero están repletos de reactivos caros y muestras irremplazables», finalizó.