Una subteniente de la Policía Bonaerense, Melisa Rossi Galarza, fue baleada este jueves por la tarde por dos motochorros, que le robaron su arma reglamentaria en Berazategui. Por el ataque aún no hay detenidos. La oficial tuvo que ser trasladada de urgencia a un hospital de la zona.
El hecho ocurrió en el cruce de las calles 128 y 4, cuando la policía Rossi Galarza finalizó su servicio y se dirigió uniformada a un kiosco de la zona. Mientras compraba en el comercio, dos delincuentes a bordo de una moto la observaron y frenaron en la puerta.
En ese momento, uno de los ladrones descendió del rodado y le disparó sin mediar palabra. Luego, el delincuente tomó la pistola reglamentaria de la mujer y antes de escapar volvió a dispararle en dos oportunidades.
Tras el ataque, los delincuentes huyeron a bordo de la moto mientras los testigos dieron aviso al 911. La mujer, rápidamente, fue trasladada de urgencia al hospital de alta complejidad El Cruce, donde se encuentra internada.
Según informaron fuentes policiales a Infobae, uno de los disparos le impactó en el ojo derecho, por lo que podría perder la visión. Esa misma bala también la lastimó en el tabique. Aunque aclararon que se encuentra “lucida y orientada”. Otro de los disparos la hirió en su mano izquierda y el tercero en la zona abdominal.
La mujer, según indicaron fuentes del caso, al momento del robo llevaba puesto el chaleco antibalas. El hecho quedó a cargo del fiscal Daniel Ichazo, titular de la UFI N°1 de Berazategui, quien calificó la causa como robo y tentativa de homicidio. Por estas horas, dispuso el relevamiento de las cámaras de seguridad de la zona para intentar identificar a los sospechosos.
Pocos días atrás ocurrió un hecho similar, cuando un oficial de la Policía de la Ciudad fue asesinado en la localidad bonaerense de Laferrere, partido de La Matanza, en un enfrentamiento con dos ladrones que quisieron asaltarlo cuando esperaba el colectivo para ir a trabajar.
El episodio ocurrió, cuando Marino Nicolás Romero, de 27 años, esperaba en la parada de colectivo en el cruce de las calles Oliveri y Da Vinci para dirigirse a su trabajo como parte del departamento de Protección Barrial de la Villa 31 de la fuerza porteña.
En ese momento, dos delincuentes armados lo sorprendieron e intentaron asaltarlo, según confirmaron fuentes policiales a Infobae, a lo que el oficial reaccionó con disparos. Los ladrones, uno de los cuales cayó muerto en el lugar y el otro logró escapar, también dispararon hacia el agente, que recibió dos impactos de bala en el cuello y el abdomen por los que debió ser trasladado de urgencia al hospital Simplemente Evita, donde finalmente falleció algunas horas después luego de que personal de la Comisaría 2° de González Catán de la Policía Bonaerense llegara a la escena y lo encontrara junto su pistola Bersa, con el delincuente ya muerto con tres balas en su cuerpo.
Pocos días antes de ese crimen, Rubén Alejandro Rivas, de 46 años, comisarío mayor de la Policía Bonaerense, aprovechó su franco para ir a saludar a su mamá y a su hermana en su casa en San Justo. Rivas había dejado su Chevrolet Aveo, estacionado sobre la vereda. Cerca de las 20, mientras el policía se despedía de sus familiares fue sorprendido por un grupo de ladrones a bordo de un Fiat Siena que le intentó robar el auto. Allí se identificó, tomó su pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros. Así, comenzó un tiroteo que terminó con el policía muerto de tres disparos al pecho y los delincuentes escapando en el Siena.