La etapa de Diego Maradona en Dubai duró siete años, entre 2011 y 2018. Allí fue entrenador del Al Wasl y Fujairah FC, embajador deportivo de Emiratos Árabes y recuperó el anonimato para moverse libremente, más allá de que los jeques lo rodearon de lujos y extravagancias. “Fue tratado con mucho respeto, y recibió amor de dondequiera que fuera, en todas sus interacciones y eventos. Estoy seguro de que realmente amó cada minuto de su vida en Dubai. En general, las personas en los Emiratos Árabes Unidos son bastante respetuosas con los límites de las celebridades, y no las estorban. No lo reconocían, Maradona en Dubai era uno más, supo contar Tariq al Sharabi, su traductor durante el primer año y medio de estadía.
Pues bien, en la mayor parte de su tránsito por la ciudad, Pelusa habitó una fastuosa mansión en la villa The Palm Jumeirah, que hoy volvió a ser noticia a dos meses de la muerte del astro. El periodista Rashid Alí García detectó que la propiedad se encuentra en alquiler como casa vacacional. “Piña a la nostalgia, directo al corazón”, escribió en su cuenta de Twitter, junto al anuncio que puede apreciarse en Internet.
El aviso no hace referencia al ex enlace de la selección argentina; directamente pone el foco en las comodidades y la oportunidad que representa la renta en tan exclusivo espacio. “Lo que alguna vez fue apenas accesible para los de las clases más altas, hoy le da acceso a los lujos a usted en la villa The Palm Jumeirah, con dramáticas vistas y playa privada”, reza el encabezado.
La publicación del sitio World Wide Lux ofrece la mansión desde sus “muebles elegantes, seis grandes habitaciones, terrazas amuebladas y múltiples áreas de descanso”. Además, subraya que en el vecindario se pueden encontrar “el nuevo centro comercial, el hotel Atlantis y muchos otros entretenimientos”.
The Palm Jumeirah es un barrio artificial con forma de palmera construido sobre el mar. En dicho hogar Maradona residió junto a Rocío Oliva; también permaneció allí mucho tiempo su amigo Stefano Ceci. Además, lo visitaban sus hijos, familiares, allegados y su apoderado Matías Morla. El anuncio presenta una galería de fotos de la mansión, que muestra el lujo en cada rincón de la propiedad, que posee un amplio parque, con pileta y el acceso a la playa sobre uno de los canales que forma la particular edificación del country sobre el océano. El costo de una noche en la casa que fue del mejor jugador del mundo: 1.566 euros la noche, el equivalente a 1.910 dólares.
Dubai, donde residió entre 2011 y 2018, es uno de los varios rincones del mundo en los que Maradona desparramó su herencia. Como Argentina, Cuba, Venezuela, Italia, Suiza, México y Bielorrusia. Aunque vale aclarar que la mansión nunca fue de su propiedad, sino que se la alquilaban para su residencia. En Emiratos Árabes, por caso, se encuentra una de las cinco cuentas bancarias a nombre del Diez. También tenía un negocio montado: el “Café Diego”, con sede en un mall de Abu Dhabi, uno de los más atractivos de la región. El mismo que hoy en Internet aparece “permanentemente cerrado”.
Todos los años, los dueños le rendían el 20% de las regalías al astro, que además poseía un 27% de una futura venta. Y si el negocio abría sucursales, el 27% de estas pasaban a engrosar el patrimonio del ex Argentinos, Boca y Napoli.
En Dubai también había dejado dos de sus automóviles: un Rolls Royce Ghost, valuado en 300.000 euros, y un BMW i8, tasado en 145.000. Pero además, en una baulera, guardó otros bienes que no trasladó a Buenos Aires en el contenedor que luego protegió con celo en un depósito en Béccar. En su mayoría, en el espacio emiratí hay muebles y regalos que fue recibiendo. Y dos cajas fuertes, que nadie sabe a ciencia cierta qué contienen
“Son cosas que Diego guardó y sólo él sabía qué guardó. Pueden ser dirhams (la moneda emiratí), relojes, dólares o nada. A las cajas las metieron ahí y no las abrieron nunca más en estos más de dos años”, le contó a Infobae alguien que conocía al dedillo la intimidad de Maradona.
Por lo pronto, los fanáticos que pasen por Dubai pueden sentirse Pelusa por un día, durmiendo en la que fue su cama o nadando en su piscina o en su playa privada.