La reapertura hoy de los cementerios en la ciudad de Buenos Aires se dio con gran afluencia de personas que, bajo el protocolo que estableció grupos de dos personas y la permanencia máxima de una hora, pudieron dejarle flores a sus seres queridos tras cinco meses con los establecimientos cerrados.
La Dirección General de Espacios Verdes y Cementerios habilitó desde hoy las visitas a los cementerios de Chacarita, Flores y Recoleta, donde pueden ingresar grupos de dos personas con una permanencia máxima de una hora todos los días, incluyendo días feriados, de 8 a 17.
«Venimos a ver a mi esposo que murió hace dos meses, va a ser la primera vez que venimos al cementerio», dijo a Télam Anahí Fanti, que fue al cementerio de Chacarita con su suegra Valentina.
«Yo me pude despedir de él, pero su mamá recién hoy va a poder hacerlo porque no lo pudo ver por la pandemia», se lamentó.
Héctor Ruffino, de 78 años, fue a dejarle flores a su esposa Marta que falleció hace ocho meses y opinó que «entiendo la situación pero si hay un lugar inofensivo para los contagios es un cementerio, tardaron mucho en reabrirlos», se quejó.
«Es una necesidad venir», dijo el hombre, que llevaba un ramo de flores rojas.
En el cementerio de Chacarita algunos visitantes ingresaban con sus vehículos y otros caminando, y formaban filas en la entrada de la calle Jorge Newbery con sus ramos de flores en la mano a la espera de que el personal a cargo de la seguridad les tomara la temperatura y les diera sanitizante para las manos.
Según se estableció por protocolo, es obligatorio el uso de tapabocas y de distancia social en todo momento y no están permitidas las visitas turísticas o recreativas.
María Selva Lescano concurrió al cementerio de la Chacarita con un cartel con la foto de su hijo Josué Ramses, quien fue asesinado en 2012 en un hecho de inseguridad.
«Venía todas las semanas y hace cinco meses que no podía venir, necesitaba venir a verlo», aseguró la mujer y rompió en llanto mientras aguardaba para entrar.
El cementerio de Flores también se vio muy concurrido en la entrada de la avenida Varela con familiares que llevaban flores y hasta coronas para dejar a sus seres queridos.
«Estaba esperando venir, yo venía todos los domingos sin falta y fue muy duro no poder estar con él», contó a Télam Susana Ledesma, que fue a visitar a su hijo que murió hace tres años.
«No entendí por qué cerraron los cementerios, acá es muy difícil contagiarse», aseguró.
Marta Contreras fue a dejarle flores a su esposo Florencio que murió en 2016 porque se siente «más acompañada» al visitar su tumba.
«Me gusta venir porque me siento más acompañada. Voy a cambiarle las flores y arreglarle todo por los meses que no pude venir», afirmó.
Nancy Pascal fue junto a su mamá Sara a ver a su hermana Estela que se encuentra enterrada en el cementerio de Flores.
«Teníamos muchas ganas de venir. Por suerte vimos todo arreglado», aseguraron al salir del lugar y explicaron que «como somos varios hermanos, nos tuvimos que organizar para ir viniendo de a tandas de a dos», comentó.
El Gobierno porteño indicó que a pesar de esta reapertura para las visitas, en el caso de fallecimientos, continúa el protocolo actual.
En esos casos, pueden estar hasta cinco personas designadas y un ministro religioso de cualquier credo y el acompañamiento se realiza de forma directa al sector de inhumación o cremación, con el uso obligatorio del tapabocas y el cumplimiento de las normas de distanciamiento social.
«Si bien hoy la prioridad es cuidar la salud, no podemos dejar de lado la dimensión emocional de las personas. Para muchos es importante poder visitar en el cementerio a aquellos seres queridos que ya no están físicamente, por eso elaboramos este protocolo específico», expresó en un comunicado el jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel.
«Sabemos que esta decisión es un alivio para muchos vecinos que en estos días no pudieron acercarse a visitar a sus seres queridos en los cementerios de la ciudad. Agradecemos su comprensión y su responsabilidad», agregó el secretario de Atención Ciudadana, Facundo Carrillo.