“Hace 20 años que esta Embajada no funciona. No trabajaron bien por 20 años y ahora todo va a cambiar, el trabajo y los horarios. Y si no les gusta… esa es la puerta”.
Todavía le cuesta digerir al cuerpo diplomático de la embajada Argentina en Italia tan descarnadas palabras que les brindó en la cara el ministro Diego Alonso Garcés, segundo del flamante embajador Roberto Carlés, un día antes de la noche buena. Encima una semana después, para el brindis de fin de año, el 30 de diciembre, con Carlés presente el mensaje para iniciar un nuevo ciclo contó con las mismas temerarias definiciones.
En la diplomacia argentina está recorriendo como fuego en pólvora estas críticas lapidarias contra quienes dirigieron la sede de Piazza Dell`Esquino, entre ellos los ex embajadores argentinos en Italia, algunos muy respetados en el Palacio San Martín, como Elsa Kelly o Victorio Taccetti que llegaron a ser vicecancilleres.
Las definiciones de Alonso Garcés, que cuentan con el visto de bueno del embajador, se reflejan en un manejo del poder dentro de la embajada propio del stalinismo. De allí que Carlés se encierra en el segundo piso con su ministro, su nueva secretaria privada, Paula Paz (novia del corresponsal argentino en Télam que cobra 2 mil euros mensuales) y su jefe de prensa, Ezequiel Medina, otro periodista que contrató por cerca de 3 mil euros mensuales.