Chile, uno de los países más afectados de América Latina por la pandemia, vive unos días convulsos a nivel político, económico y social, que acentuaron aún más la crisis dentro del oficialismo de Sebastián Piñera, que se vio forzado esta semana a hacer cambios en su gabinete y ceder ante la derecha más dura para sobrevivir en los últimos 19 meses de Gobierno.
Marcelo Mella Polanco, politólogo de la Universidad de Santiago de Chile opinó que Piñera «estaba obligado» a modificar su gabinete por «la fragmentación de su coalición gubernamental de respaldo en el Congreso», en referencia a la derrota legislativa asestada el mes pasado con la reforma del sistema de jubilaciones, las AFP.
«La discusión del retiro del 10% de las AFP dividió y polarizó las posiciones internas» en la coalición oficialista Chile Vamos, destacó el politólogo.
Para Mella, Piñera «se encontraba dentro de una situación en la que tenía que elegir entre tratar de recomponer su coalición después de la división y polarización que generó la discusión parlamentaria o hacer un gesto para recuperar apoyo en las encuestas de opinión pública».
«Por segunda vez, desde el 18 de octubre del año pasado, de la explosión social, Piñera vuelve a aproximarse a un nivel de respaldo cercano al 10%», el más bajo desde el retorno de la democracia en 1990″, agregó.
Por eso, explicó, Piñera «optó por este segundo camino, fundamentalmente pensando en que los próximos meses son meses de diversas elecciones, en las que la coalición de derecha en Chile se juega la competitividad para la próxima elección presidencial y parlamentaria», y en el plebiscito constituyente de octubre próximo, en el que se definirá si la Constitución pinochetista se reemplaza o no.
En los nuevos nombramientos del gabinete se destacan nombres de la derecha más dura del país, como el ministro del Interior Víctor Pérez, militante de la pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI) que, según Mella «es el partido que parece más dañado».
Su designación, para el politólogo, busca «garantizar la lealtad de este partido para lo que viene por delante».
Con la derrota en el Congreso por el retiro del 10% de los fondos de pensiones de las AFP, se da «un punto de inflexión, un cambio de rumbo del Gobierno en todo sentido», destacó Mella.
«Por una parte, se buscará socializar los costos de eventuales derrotas futuras en el proceso constituyente, teniendo lo más cerca posible del Gobierno a la UDI y, en segundo lugar, creo que definitivamente el Gobierno va a orientarse, en el mediano plazo, a la recuperación del piso histórico de votación de la derecha tradicional, que en Chile alcanza aproximadamente el 30%», explicó.
Aún si, aclaró el politólogo, ese 30% «no permite construir un escenario seguro de victoria en la próxima elección presidencial ni tampoco permite garantizar una mayoría en el Congreso».
Sin embargo, «ese 30% histórico le podría asegurar un nivel de competitividad a la derecha como parar salir victoriosa a pesar del bajo apoyo que tiene el presidente Piñera, en la próxima elección presidencial y parlamentaria», ya que la oposición está fragmentada.
El mandatario enfrenta los últimos 19 meses de Gobierno con un escenario pesimista, en el que no sólo la pandemia del coronavirus marca la agenda, sino la crisis social y el próximo plebiscito constitucional del 25 de octubre, en el que los chilenos elegirán si quieren cambiar la Constitución que data de la dictadura cívico militar de Augusto Pinochet.
En paralelo a buscar recuperar el piso electoral de la derecha, Mella cree que el oficialismo asumirá una estrategia «polarización del debate y la discusión social».
«Podrían intentar mostrar este debate constitucional como una discusión alejada de las necesidades e intereses ciudadanos y superfluo para resolver aquellas urgencias que afectan a gran parte de la población en Chile», opinó.
Desde ese enfoque y con un claro interés de restarle importancia al debate constitucional, continuó el politólogo, el Gobierno «se va a concentrar en mostrar una fuerte voluntad de apalancar un proceso de recuperación económica, sin considerar las condiciones socio económicas del país ni la evolución de la pandemia en Chile, porque cualquier plan de reactivación económica va a fracasar si la situación sanitaria del país se mantiene como ha estado en los últimos 3 meses.»
«Por lo tanto, en los próximos meses va a predominar una actitud fuertemente voluntarista en orden a estimular, presionar y apalancar un proceso de recuperación económica asumiendo eventuales costos en términos de expansión del coronavirus», agregó.
Según el último balance del Ministerio de Salud, Chile reporta 357.658 casos y 9.533 fallecidos por coronavirus.
Para Mella, al mismo tiempo que no hay riesgo, a esta altura, de una interrupción del mandato presidencial -«no es parte, en ningún caso, de la discusión pública»-, la debilidad del Gobierno tampoco generó un frente opositor unido que pueda dar por muerto al oficialismo en las próximas elecciones.
«Junto a un presidente y un gobierno muy debilitado, tenemos una oposición que no existe. Desde un punto de vista orgánico, estratégico, ideológico, programático, la oposición tiene bajísimas posibilidades de construir un liderazgo que sea competitivo y amenace las opciones que tiene la derecha de tener un nuevo período presidencial», concluyó.