En una charla a fondo con LAM, el empresario Claudio Belocopitt contó cómo fue su rol en estos últimos meses, acompañando a Gerardo Rozín como amigo y como conocedor del rubro de la salud. “Él era un poco hipocondríaco, y una de las cosas que siempre le decía era ‘qué desgracia que me hice amigo tuyo porque me rompés las bolas todos los días con algo diferente’, creo que era así por las enfermedades de su madre y abuelos, que los marcaron. Sin embargo, cuando le detectaron esta enfermedad hubo un cambio impactante en él, una fuerza, él cambió tremendamente”.
Sobre el diagnóstico (le detectaron un tumor cerebral), contó que el productor fallecido el viernes pasado a los 51 tuvo desde el primer día “claro lo que venía”: “Nos fuimos a comer a un restaurante donde íbamos siempre que teníamos que hablar temas importantes y desde el día uno me dijo ‘hablemos con claridad de lo que se viene y cómo transitarlo’. Y ahí tuvo una fortaleza durante los once meses que me sorprendió”.
Belocopitt recordó que ante los síntomas de enfermedades Rozín “se asustaba” y que por eso el 2020 fue muy difícil para él: “El COVID-19 era el fin del mundo, creía que en cada esquina se contagiaba y cuando apareció esto, cambió profundamente y sabía que la batalla era cuasi imposible y que los tiempos eran cortos. El primer debate fue si se hacía una cirugía o no porque el decía que prefería calidad, ‘que dure lo que dure pero bien’. La hizo y eso le permitió tener varios meses de una buena calidad de vida”.
Además, lo recordó como un trabajador incansable que “producía de manera constante” y aseguró que el ciclo La peña de Morfi, delante del cual estuvo hasta el 6 de diciembre del año pasado, para el periodista “era un motor”.
Sobre los últimos tiempos, dijo que tuvo la posibilidad de charlar mucho con él, que estaba “con una fuerza y ganas impresionantes” y que al sentir que su salud se había deteriorado, Rozín comenzó a llamar a sus amigos: “Los fue citando y se iba despidiendo, hasta que ya no daba más. Decía que no daba más, que había dado todo y necesitaba dormirse, que no había más”.
En una de esas charlas Belocopitt quiso saber por qué no había dado ninguna nota a ningún colega hablando de su salud, entrevista que como periodista y productor hubiera querido, y le dijo que “no quería que sus hijos vivan un año de lo que significaba hacerlo público” y que por eso prefirió mantenerlo hasta el final de la forma más privada.
“Hasta el último momento tuvo su humor picante y ácido, era un gran periodista, productor, se perdió un tipo extraordinario. Era un amigo que recepcionaba todo, me acompañó en la etapa de la pandemia. Cuando vi la reacción de todos tras su muerte, pensé que si existe algo más, ojalá haya visto lo que fue, porque fue fantástico y lo merecía”, cerró el empresario.