Diego Maradona pasó los últimos días de su vida recluido en una casa de la localidad bonaerense de Tigre con asistencia médica continua, pero afectado por un bajón anímico, confiaron hoy a Télam fuentes de su entorno.
La llegada del Diez a la casa del barrio privado de San Andrés se produjo el pasado miércoles 11 después de una interna entre los médicos de la clínica Olivos y sus seres más cercanos, lo que motivó que se firmara un documento para deslindar responsabilidades sobre su salud.
El astro había sido operado en ese lugar de un hematoma subdural en su cabeza, el martes 3 de noviembre, a pocos días de cumplir 60 años. En días posteriores, Diego acusó un cuadro de abstinencia por su adicción al alcohol y su dependencia a los psicofármacos.
Los médicos de la Clínica Olivos y los doctores personales, en consenso con la familia, habían acordado que se mantuviera su internación por unos días, pese a la resistencia del astro.
Su salida del sanatorio se precipitó con el desacuerdo de las autoridades médicas del lugar, indicaron a Télam allegados a quienes tomaron esa decisión. El entorno de Diego dio su consentimiento para que lo trasladaran a Tigre con una unidad médica a disposición las 24 horas.
Durante los primeros días, Maradona recibió visitas de sus seres queridos en San Andrés pero luego las presencias se fueron discontinuando. Su hija Giannina, segunda del matrimonio con Claudia Villafañe, fue la que más lo acompañó.
También pasaron por el lugar Dalma, hermana mayor de Giannina, y Jana, una de sus hijas extramatrimoniales, que incluso se ofreció para quedarse a dormir pero recibió la negativa de Diego.
Su ex pareja Verónica Ojeda y Dieguito Fernando también lo visitaron, según el relato de miembros del entorno de Maradona a esta agencia.
El estado anímico de Diego en los últimos días no era el mejor, por esa razón los médicos buscaban que recuperara bajo alguna modalidad su rutina laboral en Gimnasia y Esgrima La Plata.
Maradona no quería ver a nadie y solía encerrarse en la habitación sin su teléfono celular para que nadie lo molestara.
Esta mañana se levantó con normalidad, tomó la medicación indicada y se fue a recostar con el pedido de tranquilidad.
Cuando estaba en la cama, un psicólogo y una psiquiátrica que formaban parte de su equipo de asistencia ingresaron a la habitación para tener una charla con él y descubrieron que atravesaba una descompensación cardíaca.
De inmediato, otros médicos intentaron reanimarlo pero el excapitán y DT del seleccionado argentino no reaccionó y su corazón se apagó cerca de las 12 del mediodía, sin rastros de criminalidad.