Un operativo masivo de vacunación contra el coronavirus, que contempló la aplicación de unas 80.000 dosis por día, 100.000 hisopados diarios, informatización de datos, una minuciosa organización de recursos humanos y una rigurosa logística permitió a Israel ser el primer país en vacunar a más del 15% de su población (dos millones de personas), en quince días, dijeron a Télam profesionales de la salud de origen latinoamericano radicados en ese país.
«El consolidado sistema de salud israelí es uno de los pilares del operativo de vacunación, que es netamente logístico», precisó a Télam Chaim Rafalowski, coordinador nacional de Gestión de Desastres del Maguén David Adom, una organización que puede asociarse a las tareas que llevan adelante aquí la Cruz Roja y el SAME.
«Todos los ciudadanos israelíes tenemos un seguro médico obligatorio, distribuido en cuatro administradoras de salud», explicó Rafalowski.
Las cuatro organizaciones de la salud son Clalit (la más grande, que abarca al 54% de la población), Maccabi, Meujedet y Leumi, supervisadas y parcialmente subvencionadas por el Estado.
«El Gobierno compra las vacunas y las distribuye -incluso las jeringas- en las sedes de las organizaciones, (las ubicadas) desde las grandes urbes hasta los pueblos más pequeños y desolados», agregó Rafalowski, chileno y residente en Israel desde el año 1972, en diálogo con Télam.
«El cien por ciento de la población está bajo un sistema de salud. Eso dio el control en este tiempo de pandemia», coincidió en afirmar el médico argentino Alejandro Roisentul en diálogo telefónico con esta agencia.
Roisentul, nacido en el barrio porteño de Almagro, en 1964, egresó de Odontología en la Universidad de Buenos Aires y se trasladó a Israel donde terminó su especialidad en Cirugía Oral y Maxilofacial, unidad que dirige en el Ziv Medical Center de Safed, en la alta Galilea del norte israelí.
En 2018, Roisentul fue postulado para el Premio Nobel de la Paz por su tarea desarrollada en ese centro médico por atender a víctimas sirias de la guerra civil desatada en ese país.
«Tengo una vasta experiencia en hospitales desde 1989. Me casé con Juliana y nos vinimos al norte del país, a Tiberíades», contó Roisentul, y aseguró que «toda la tecnología que existe en los hospitales es de máxima excelencia».
«Que todos los habitantes del país se encuentren en la red virtual del sistema de salud permitió una veloz y más directa distribución de las vacunas, y también facilitó la comunicación con los pacientes», explicó.
«Estamos haciendo casi 100 mil hisopados por día, un número enorme», destacó el médico argentino.
La campaña de vacunación comenzó el 20 de diciembre, con 4 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech con las que Israel llegará, este fin de semana, a vacunar a 2 millones de personas.
Por otra parte, el 7 de enero, el país recibió un primer cargamento de vacunas de la farmacéutica Moderna -unas 120 mil dosis- y aseguraron que en los próximos días llegará otro lote de dosis de esa farmacéutica, que aseguró a Israel seis millones de dosis entre marzo y abril.
Sobre la organización del operativo, Rafalowski apuntó a Télam que «primero abrimos grandes centros de vacunación en estadios, centros de conferencia o plazas. Sitios con mucho espacio y dotados de todo lo necesario», indicó.
«Refrigeradores, transporte, manejar tiempos, disponer de los materiales necesarios, el personal, fue el gran desafío logístico», subrayó.
«Inicialmente, las vacunas se distribuían en cajas de unas mil dosis cada una, que dificultó la precisión en el cálculo de envío y causó -en algunos casos- el desperdicio de las restantes. Así que la solución fue empaquetar las dosis en contenedores más pequeños», explicó.
Las botellitas son «sumamente sensibles», hay que mantenerla en -70º y del momento que sale de esa temperatura tienen una vida de 120 horas mientras estén refrigeradas entre -2 y -8 grados, y desde que salen de ese refrigerador tienen otras 6 horas para ser aplicadas. No se pueden mover bruscamente y se manejan «con una sola dirección», no vuelven al refrigerador, ni pueden ser trasladadas de un centro a otro. ¡Toda una logística horrible!», exclamó.
Rafalowski ratificó que «el Maguén David Adom recibió el encargo de ir a vacunar en los hogares de ancianos y en los hospitales pequeños».
«Dedicación total. Estamos todos metidos en esto», resumió a Télam Sandra Yaz, especialista en salud de la mujer y a cargo de la administración del centro Kupat Jolim Maccabi en la ciudad de Raanana, en el centro del país.
El cansancio de su voz revela claramente la agotadora jornada de esta argentina que llegó a Israel a los 16 años en 1977 y que ahora está abocada de lleno al operativo de vacunación.
«En Raanana abrimos un centro de vacunación en una galería de arte, y ahí todos trabajamos. No hay cargos, todos hacemos lo que haga falta y nos organizamos en burbujas, cada turno con la misma gente» del equipo, explicó.
«Las personas sacan un turno y en el mismo momento se les adjudica el correspondiente para la segunda dosis, dentro de los 21 días», aclaró, pero reconoció que uno de los puntos críticos es «hacer entrar a la gente para que no se amontonen y manejar la ansiedad de los que vienen sin turno y ruegan por alguna vacuna sobrante».
«Por cada turno entran 13 personas, cada 7 minutos, en 13 gabinetes de vacunación, como si fueran tiendas de campaña, pero dotados como un mini hospital», aseveró.
Yaz detalló que después del personal de salud «la prioridad son los mayores de 60 años, pero también vacunamos a los cuidadores que los acompañaban», y comentó que «el próximo miércoles se comenzaría a vacunar a maestros y personas del sistema educativo».
«En mi sección vacunamos entre 1.200 y 1.300 por día», explicó.
En cuanto a la reacción de las personas hacia la vacuna, Roisentul aseguró que en general no hay oposición, tal vez resultado de una intensa campaña de concientización en la que utilizaron el concepto «Poner el hombro».
También dijo que se está en estudio instrumentar un «Pasaporte verde», una especie de permiso para los que recibieron la segunda dosis, que les permita ingresar a teatros y estadios de fútbol, entre otros sitios.
«Uno nunca está preparado para recibir una pandemia. Pero cuando ocurre, y estás bien parado, se puede responder mucho mejor, destacó el argentino.
Según los datos recabados por la Universidad Johns Hopkins, Israel tiene declarados 487.680 infectados, se encuentra en el puesto 31 del ranking por casos -entre Filipinas y Suiza- y fallecieron 3.651 de sus ciudadanos.