Los protocolos para el regreso presencial a las clases presentan algunas dificultades que las escuelas deben resolver. Si bien las autoridades educativas están dando a conocer guías que ayudan a organizar el día a día, la vuelta a las aulas en medio de la pandemia de coronavirus requiere una planificación mucho más profunda y problemática. A esto se le suma la negativa de los gremios docentes de abrir las escuelas, con lo cual muchas instituciones prevén que contarán con un personal reducido para llevar adelante la enseñanza en las aulas.
El año pasado, en octubre, cuando volvió parcialmente la presencialidad, el Consejo Federal de Educación había aprobado un protocolo sanitario complementario, que incluía un «semáforo epidemiológico» para habilitar el retorno de las clases. Allí se establecía, como regla general, que los estudiantes debían ir al colegio dos horas y en tandas: tienen clases en burbujas de un máximo de 10 alumnos, con un mismo docente, y con una periodicidad de una vez por semana o cada 15 días, según el establecimiento.
Ahora, de en la cuenta regresiva hacia el inicio del ciclo lectivo 2021, el objetivo es ganar tiempo en las aulas. «Tomamos la decisión y estamos convencidos de que lo que necesitan nuestros chicos es lograr la presencialidad», dijo la semana pasada el ministro de Educación nacional, Nicolás Trotta.