Tiene 41, es de Villa Regina, Río Negro, pero desde hace trece años vive en la capital de Tierra del Fuego con Kalma Restó, su restaurante con vista al canal Beagle. Su proyecto gastronómico fue elegido por un prestigioso jurado como el mejor, en una decisión en la que se consideró su integración al lugar, la sustentabilidad y la comunión con productores fueguinos.
Monopoli, en su tierra y con sus famosas centollas. (Feedback PR)
Este cocinero nacido en Villa Regina, Río Negro, que estudió Geología en La Plata y que tuvo una gran experiencia trabajando en Sevilla en uno de los restaurantes del catalán Ferrán Adriá -el padre de la cocina molecular-, este jueves 25 fue distinguido con el Prix Baron B – Édition Cuisine.
Un certamen que en su cuarta edición tuvo también como finalistas a la chef Alejandra Repetto del restaurante El Alambique, en El Calafate, un proyecto santacruceño que tiene como sello distintivo al guanaco y su carne; y a Fernando Rivarola, cocinero de larga trayectoria en San Telmo que hace un año se fue a Salta, más precisamente al cerro San Bernardo, con su restaurante El Baqueano.
Si bien el plato elegido por Monopoli -centolla del Fuego, gazpacho de zanahorias, ajo negro, ccachiyuyo (une especie de alga) y cassis maridado con Barón B Extra Brut- era realmente un manjar, el proyecto elegido por el jurado integrado por Mauroo Colagreco, la chef colombiana Leonor Espinosa, la sommelier barilochense radicada en Francia paz Levinson y el cocinero Martín Molteni, consideró el proyecto integral. Una cadena que termina en Kalma Restó, con sus 24 mesas, pero que nace con los pescadores fueguinos, los productores orgánicos de Quinta Pionera, en Río Grande, y los recolectores de fruta fina de los alrededores de Ushuaia.
«Por eso, dijo Monopoli a Télam, este premio no es mío, sino de muchos fueguinos que queremos mostrar al mundo los sabores y las riquezas de nuestra tierra».