El gobierno bonaerense actualizó el protocolo escolar e introdujo dos cambios. Por un lado, revisó la noción de caso sospechoso a la hora de aislar una burbuja y, por otro lado, ató el uso de barbijo en los recreos al avance en la vacunación de niños y adolescentes.
La Dirección General de Cultura y Educación bonaerense ya distribuyó entre todas las escuelas públicas y privadas el nuevo instructivo que comenzará a regir de ahora en adelante. La cartera educativa y la sanitaria aprobaron los nuevos lineamientos a partir de la “actual situación epidemiológica alcanzada en la provincia”.
En primer lugar, ya no se aislarán burbujas completas ante un caso sospechoso de COVID-19. Se trata de una modificación que desde hace tiempo venían reclamando los padres y que desde hace más de un mes se implementó en las escuelas porteñas. Con el aislamiento preventivo que funcionó desde el regreso de la presencialidad, cientos de burbujas se pincharon y dejaron de tener clases presenciales por casos que después se demostraron negativos.
A partir de ahora, ante la presencia de un caso sospechoso -es decir, un estudiante o docente que presente alguno de los síntomas- se aguardará el resultado de la prueba de laboratorio para proceder a aislar al curso.
Si el caso se confirma y es docente, habiéndose mantenido el distanciamiento y utilizado el equipo de protección personal adecuado desde las 48 horas antes de tener síntomas o de la realización del test, se aísla solamente el caso confirmado, sin que se requiera la interrupción de los cursos con los que haya estado.
La otra novedad se vincula al uso de barbijo. Los chicos podrán dejar de utilizar tapabocas en los espacios abiertos de la escuela una vez que la campaña de vacunación alcance el 50% de cobertura en la población total de entre 3 a 17 años de la provincia de Buenos Aires. Se necesita que la mitad de los niños y adolescentes bonaerenses hayan recibido al menos una dosis.
Una vez que se alcance esa meta, las autoridades provinciales anunciarán la flexibilización del barbijo, pero en las aulas continuará siendo obligatorio su uso. Una medida similar -aunque no atada a la vacunación- adoptó el gobierno porteño, que solo liberó el tapabocas durante los recreos.