El próximo viernes 28 vence un pago de USD 730 millones con el FMI y dos días después, el martes 1° de febrero, otros USD 365 millones. Es decir que, en los próximos días, el Gobierno deberá decidir si se desprende (o no) de unos USD 1.095 millones, cifra que equivale a más de 60% del nivel de reservas netas con las cuentas hoy el Banco Central, según los cálculos de distintos analistas privados.
En ese contexto, la definición resultará clave para el eventual acuerdo. Si el Gobierno avanza con los pagos tal como ha hecho puntualmente hasta ahora, se quedaría ya sin ningún poder de fuego para enfrentar eventuales presiones cambiarias y, por ende, en una situación mucho más vulnerable, condicionado a la imperante necesidad de cerrar finalmente el acuerdo en marzo. De hecho, sería ilógico desprenderse de ese monto, que puede parecer menor pero que hoy es vital en el contexto que se encuentran las arcas del BCRA, si efectivamente la decisión es no aceptar el ajuste que pide el FMI y amenazar con patear el tablero en marzo, aunque sea por algunos días.
Cristina Fernández de Kirchner se quejó, paradójicamente, de que el Gobierno destinó el año pasado más dinero a pagarle al FMI (1,1% del PBI) que a paliar las consecuencias del Covid (0,9% del PBI). De contar con el acuerdo -era el planteo desoído de Guzmán-, tales pagos no hubieran existido
Tal vez por eso, nada es concreto a esta hora en el Gobierno al respecto y nada garantiza el pago. En el Banco Central evitan agitar las aguas antes de tiempo. Se asegura en los pasillos de la entidad que aún no percibieron desde la Casa Rosada ningún indicio de que no se vaya a pagar. En el Ministerio de Economía, en cambio, juegan al misterio. “Hay que esperar”, afirman y hay quienes atribuyen al titular de la cartera, Martín Guzmán, un giro en su estrategia.
Desde que cerró la reestructuración de la deuda con los acreedores privados, el ministro abogó por un pronto acuerdo con el Fondo Monetario, que permitiera al país ahorrarse los pagos que se efectuaron al organismo durante todo 2021. La propia vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien dinamitó esas intenciones de Guzmán, en su última carta se quejó paradójicamente de que el Gobierno destinó el año pasado más dinero a pagarle al FMI (USD 5.160 millones, 1,1% del PBI) que a paliar las consecuencias del Covid (0,9% del PBI). De contar con el acuerdo -era el planteo desoído de Guzmán-, tales pagos no hubieran existido.