El asesinato de Bruno, el playero baleado por un sicario, generó enorme conmoción social y política. Bullrich y Petri viajaron para anunciar medidas con el gobernador Pullaro. Milei advirtió sobre la amenaza narco: “Son ellos o nosotros”.
Después de la difusión de las fotos de la dura requisa sorpresa en la cárcel de Piñero aumentaron los crímenes
Dos situaciones precipitaron la decisión del gobierno de Javier Milei de no demorar más y recrudecer la lucha contra la oleada de crímenes con sello narco que aterrorizan a la ciudad de Rosario. La primera fue visible y llenó a todos de estupor: el asesinato sicario aBruno Nicolás Bussanich, el joven playero que recibió dos tiros a quemarropa y dejó una mujer viuda y a un pequeño hijo de tres años huérfano. La segunda es un informe reservado que le llegó días atrás al gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y encendió todas las alarmas: los clanes narcocriminales que siempre estuvieron enfrentados se habrían unido con el objetivo de extorsionar al Estado: a fuerza de crímenes y hechos de alto impacto, obligarlo a pactar algún tipo de convivencia, de tolerancia. Es un modus operandi que los últimos cuatro inocentes muertos a tiros parecen confirmar.
Lo cierto es que este lunes los ministros Patricia Bullrich (Seguridad) y Luis Petri (Defensa) estarán juntos en esa ciudad para anunciar el envío de más uniformados y recursos de Gendarmería, Prefectura, Policía de Seguridad Aeroportuaria y de la Policía Federal, como así también de vehículos provistos por las Fuerzas Armadas para reforzar la presión sobre las bandas narcos y evitar que continúen los hechos de sangre que, casi a diario y con dosis de macabra espectacularidad, ocurrieron la semana pasada.