La escultura «La Ascensión», en cuyo interior serían depositadas las cenizas de Dante Alighieri para que permanecieran en la Ciudad de Buenos Aires, llegó esta semana al Palacio Barolo, para sumarse a sus atractivos turísticos, históricos y patrimoniales.
Este edificio icónico de la capital argentina ubicado sobre la avenida Mayo, en el barrio Monserrat, tiene en su hall de acceso una escultura que es la figura de un águila con las alas desplegadas que lleva en su lomo un hombre moribundo y fue colocada en 2015 para reemplazar a la original, que tardó más de un siglo en llegar a destino.
La Ascensión es obra del arquitecto Mario Palanti, quien diseño y lideró la construcción del Palacio por pedido del empresario Luis Barolo, con numerosas alegorías y referencias a la Divina Comedia, como homenaje al Dante.
La escultura en bronce, hueca y de 2 metros de ancho por 1,5 de alto, con la palabra «Mausoleo» grabada en la base, fue terminada en 1919, poco después de la Primera Guerra Mundial, y nunca culminó el debate si Palanti hizo un homenaje al «soldado desconocido» tras la contienda o fue en memoria del Dante.
La segunda posibilidad se basa en que el arquitecto y Barolo estaba unidos en la masonería y ambos deseaban preservar las cenizas del Dante en un lugar seguro, en momentos en que Europa era muy inestable -en especial Italia- y Argentina estaba entre los países más poderosos y promisorios del mundo.
En un país pujante y con un alto porcentaje de la población italiana, el imponente y moderno Palacio Barolo era el lugar ideal para guardar la cenizas del genio florentino, pero la escultura desapareció tras ser enviada a Argentina, sin la certeza de que contuviera los restos del artista.