El Papa Francisco fue internado en un hospital de Roma para una cirugía programada para una estenosis, o restricción, del intestino grueso, informó el Vaticano. “Es una cirugía programada en el colon”, confirmó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
El breve anuncio del domingo no detalló cuándo se llevaría a cabo la cirugía, pero indicó que se anunciaría cuando se completara la operación.
El médico Sergio Alfieri es quien está a cargo del procedimiento, añadió el Vaticano.
El periódico La Stampa reportó que en el Policlínico Gemelli de Roma hubo en la mañana una movilización general para organizar mejor la estructura en preparación para la llegada del Pontífice, que no se comunicó “probablemente por razones de confidencialidad”, según versiones de allegados al Vaticano. Francisco llegó al lugar a las 14 (hora local, 12 GMT).
Según expertos en el aparato digestivo, el objetivo de este tipo de cirugía es reducir los problemas causados por los divertículos, que son pequeñas hernias en la pared del colon con un amplio espectro de manifestaciones clínicas incluyendo hemorragia, inflamaciones potencialmente dolorosas (diverticulitis) o las complicaciones asociadas a la misma (obstrucción o perforación).
La enfermedad diverticular de colon es muy común en la sociedad occidental y afecta casi a un 65% de la población a los 85 años de edad, según las mismas fuentes.
Apenas tres horas antes del comunicado, el Papa, de 84 años, había saludado alegremente al público en la Plaza de San Pedro, siguiendo una tradición dominical, e informó que irá a Hungría y Eslovaquia en septiembre.
La dolencia del pontífice tiene un buen pronóstico, aunque debe ser tratada con detalle, según expresó Renzo Schalling, Director Médico de Primer Nivel de Endoscopia en el hospital de Vimercate, de Roma. “Los divertículos del colon son protuberancias del colon que pueden pasar desapercibidas sin causar alteraciones sin embargo, en ocasiones pueden causar complicaciones a el paciente”, precisó el médico.
Una de las posibles complicaciones, manifestó, “es que las inflamaciones pueden volverse como una especie de “cicatrices” en el colon, que conducen a un estrechamiento del colon que son precisamente las estenosis internas”, que es la afección del Papa.
“Estos estrechamientos pueden dar lugar a trastornos, por lo que hablamos de una “enfermedad diverticular complicada” por dolor, alteraciones en la regularidad intestinal u otros”, dijo.
A fines del año pasado y comienzos de 2021, el líder católico sufrió episodios de dolores de ciática que le impidieron celebrar algunas ceremonias y reuniones.
El Papa es considerado un paciente de riesgo, teniendo en cuenta que a los 21 años, en 1957, sufrió una pleuresía aguda y los cirujanos tuvieron que extirpar parcialmente su pulmón derecho, según detalló su biógrafo Austen Ivereigh.
Durante el primer confinamiento en Italia, Francisco estuvo aislado en su biblioteca los domingos para la oración del Ángelus, pero luego apareció con frecuencia aunque brevemente en una ventana para saludar hacia una plaza de San Pedro casi vacía. Fue vacunado contra el COVID en enero y febrero.
En el libro del periodista argentino Nelson Castro La salud de los papas, publicado a principios de este año, el Papa revela algunos datos más de su historia clínica, como un “cuadro pulmonar severo” en 1957 y la neurosis ansiosa que padece, pero nada del colon.
“Tengo bastante domada la ansiedad. Cuando me encuentro ante una situación o debo enfrentar un problema que me produce ansiedad, la atajo. Tengo distintos métodos para hacerlo. Uno de ellos es escuchar Bach. Me serena y me ayuda a analizar los problemas de una manera mejor. Le confieso que con los años he logrado poner una barrera a la entrada de la ansiedad en mi espíritu. Sería peligroso y dañino que yo tomara decisiones bajo un estado de ansiedad”, le confió el Oapa para su libro.
Francisco habló también de sus neurosis, a las que describió como una mezcla de ansiedad y de tristeza, y afirmó que “hay que cebarles mate” y “acariciarlas también”, ya que “son compañeras de la personas durante toda su vida”.
Su periodo con sobrepeso y los consecuentes problemas del corazón también fueron parte del intercambio entre Castro y Francisco. Según él mismo aseguró, respondía a un desequilibrio entre el funcionamiento del páncreas y del hígado diagnosticado como esteatosis hepática o hígado graso.
“Diagnosticado el caso, el médico me prescribió una dieta que me permitió adelgazar y normalizar el funcionamiento del hígado. La verdad es que me siento mucho mejor”, aclaró Bergoglio.
Detalló asimismo que tiene una estrechez en el espacio intervertebral entre la cuarta y la quinta vértebra lumbar, y entre ésta y el sacro, y que padece de pie plano, por lo que a veces se lo ve caminar “como una gallina clueca”.
Además, compartió que, desde que fue nombrado Papa, tiene un profesional designado a cargo de su salud que lo atiende en el Vaticano. Hasta diciembre, el puesto estaba en manos de Fabrizio Soccorsi, quien murió en enero por COVID.