Adam Kinzinger, congresista por el estado de Illinois, se convirtió hoy en el primer republicano del Congreso en pedir la destitución del presidente Donald Trump, al solicitar que se invocara la enmienda constitucional 25, un día después de que los partidarios del mandatario asediaran y ocuparan el Capitolio en plena sesión para proclamar la victoria presidencial opositora.
Por su parte, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, una de las políticas demócratas que más ha chocado con Trump y cuyo despacho se vio usurpado ayer por los manifestantes, pidió la destitución inmediata del mandatario, a quien describió como «una persona muy peligrosa que no debería continuar en el cargo».
Pero sin dudas, la voz que resonó con más fuerza por ser parte del oficialismo fue la de Kizinger.
A través de un video publicado en Twitter, dijo: “Todo indica que el presidente abdicó, no solo de su deber o incluso de su juramento, sino de la realidad misma.”
El pedido de Kinzinger se sumó a los realizados ayer por de legisladores y gobernadores demócratas y analistas y medios de comunicación luego de la violencia vivida, a la que Trump no condenó.
“Con gran pesar, pido por el bien de nuestra democracia que se invoque la enmienda 25”, publicó Kinzinger a través de su cuenta personal de Twitter.
Menos flemática que Kinzinger, Pelosi, la demócrata de mayor rango en el Congreso instó al vicepresidente Mike Pence y al gabinete a invocar la mencionada enmienda constitucional, asegurando que «el Congreso someterá a Trump a un impeachment si no se aplica».
La destitución «es una urgencia de suma importancia», aseguró.
Pelosi agregó que aquellos que asaltaron el Capitolio son «terroristas», y también pidió la destitución del jefe de policía por los altercados del miércoles.
Según el artículo cuatro de la enmienda 25, cuando el vicepresidente y una mayoría de los principales funcionarios del Poder Ejecutivo o de otro cuerpo como el Congreso transmiten al presidente pro tempore del Senado y al presidente de la Cámara de Representantes una declaración escrita que establece que el presidente no está en condiciones de ejercer sus poderes y ocupar su cargo, «el vicepresidente asumirá de inmediato los poderes y las obligaciones del cargo como presidente interino».
A diferencia del artículo tres de la enmienda, que habilita al propio presidente a entregar provisoriamente el poder a su vice -por ejemplo, en caso de tener que ser operado con anestesia total como le sucedió a Ronald Reagan durante unas horas en 1985- nunca un vicepresidente activó el artículo cuatro para asumir la Presidencia de manera interina.
Desde el ala demócrata, Chuck Schumer, el principal representante del partido en el Senado, dijo hoy que Trump debería ser destituido de inmediato de su cargo después de incitar a la «insurrección» en el Capitolio.
«Este presidente no debería ocupar el cargo ni un día más», dijo Schumer, amenazando con un juicio político si el gabinete de Trump no lo destituye.
En tanto, el alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, cargó toda la responsabilidad sobre Trump.
“Seamos claros: la culpa última del ataque a nuestra democracia hoy pertenece a Trump”, tuiteó De Blasio quien apuntó también contra el senador republicano por el estado de Missouri, Josh Hawley, uno de los que impulsaron las objeciones a los resultados electorales en el Congreso.
“Ambos necesitan irse AHORA. El pueblo estadounidense TAMBIÉN merece una investigación completa e independiente de por qué la seguridad fue tan laxa en el Capitolio. ¿Quién permitió que esto sucediera?”, publicó el alcalde neoyorquino.
La enmienda 25 solo puede ser activada por el presidente o el vicepresidente de Estados Unidos, por lo que ayer el congresista demócrata Ted Lieu publicó en Twitter: “Querido vicepresidente Mike Pence: Necesitas comenzar la 25ª Enmienda. Trump está separado de la realidad”.
Otros, en cambio, propusieron ayer un nuevo juicio político.
La primera en plantearlo fue la congresista demócrata Ilhan Omar, quien ayer dijo que «Donald Trump debe ser juzgado por la Cámara de Representantes y removido del cargo por el Senado estadounidense”.
“No podemos permitir que siga en el cargo, es una cuestión de preservar nuestra República y cumplir nuestro juramento», agregó Omar.
Varios colegas de la cámara baja se sumaron al igual que los gobernadores de Illinois y Vermont, los demócratas J. B. Pritzker y Phil Scott.