Estados Unidos impuso una segunda tanda de sanciones financieras a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Cuba y a sus más altas autoridades por «reprimir las protestas pacíficas y prodemocráticas» que se registraron en la isla el domingo 11 de julio, mientras busca la forma de facilitar el acceso a internet del pueblo cubano para que “tenga derecho a la información”, en una nueva ofensiva que fue repudiada desde La Habana.
A su vez, mantiene un bloqueo comercial hace más de medio siglo que hoy complica el ingreso de suministros básicos para la lucha contra la pandemia, e impone a funcionarios cubanos después de las protestas y las cientos de detenciones de manifestantes.
Más aún, lejos de las especulaciones sobre si volvería a una política similar a la de Barack Obama, con cierto acercamiento, el presidente Joe Biden prometió más sanciones si no visualiza “cambios drásticos” en la isla.
«Habrá más, a menos que haya algún cambio drástico en Cuba, que no anticipo», dijo Biden a periodistas en la Casa Blanca.
Y después, en una reunión con referentes cubano-estadounidenses, reveló que ordenó a los departamentos del Tesoro y de Estado que le informen en un mes sobre cómo permitir a los estadounidenses enviar remesas a los cubanos, consignó el sitio Euronews, algo que su antecesor, Donald Trump, limitó mucho.