Hijo de una familia de inmigrantes españoles, el escultor nació en Buenos Aires en 1941 y falleció este martes a la edad de 80 años.
A los 13 años ingresó en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, aunque no terminó de cursar, siendo su experiencia formativa más importante un taller de cartelería y marquesinas. En 1965 viajó a Europa para trabajar en París con Julio Le Parc, como asistente en el envío a la Bienal de Venecia, participando del GRAV.
En los ’60 trabajó en escultras geométricas, en un vínculo con su experiencia con el arte óptico y cinético, como también en el minimalismo. “No soy de los 70 ni de los 80, ni nada de eso. No creo en esas categorías. Pasaron todas esas décadas, y yo estuve viviendo y trabajando acá, en Buenos Aires, nada más.”, decía, En ese sentido, evitaba las categorzaciones sobre su obra.
Recibió los premios Marcelo De Ridder, Leopoldo Marechal (de la Asociación Internacional de Críticos de Arte), el Primer Premio de Escultura en la Bienal de Arte de Montevideo y luego, en 1991, por su escultura neobarroca El Corazón la beca de la Fundación Guggenheim.
En los ‘80 se inclinó hacia el realismo: sus formas se fueron ablandando y derritiendo, dando lugar a las tripas y osamentas trabajadas en resina polyester y puso en escena seres monstruosos, mutilados y descarnados, en un conjuto que escultórico que aludía a la fragilidad del cuerpo en una época de torturas, desapariciones y muertes, desatada por el terrorismo de Estado.
Tuvo exhibiciones en galerías y museos del país y en EE.UU. También obtuvo el Premio Konex a las Artes Visuales (2002), el Premio Leonardo a la trayectoria del Museo Nacional de Bellas Artes (2003), el Jorge Romero Brest a la trayectoria artística otorgado por la Asociación Argentina de Críticos de Arte (2009), el Premio Rosario 2009 y el Premio Konex de Platino – Escultura y Objeto (2012).