“Nosotros decidimos quedarnos en el recinto, pero eso no implica para nada convalidar los agravios y golpes bajos del Presidente en forma innecesaria”, dijo a Infobae el presidente de la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro, uno de los diputados que quedó en la mira por no haber acompañado al PRO y que advirtió: “Como no permito los golpes bajos, las agresiones y las chicanas por parte del oficialismo y del Presidente, tampoco podemos hacer política con chicanas, golpes bajos y la posverdad en Juntos por el Cambio”.
“Tenemos que ser serios, poder administrar las diferencias, cuando las hay y salir de la lógica de la posverdad”, sostuvo el legislador, que destacó que “en Juntos por el Cambio somos todos necesarios” y consideró que “la unidad es importante, pero no puede ser a cualquier precio”.
-¿Cuál es su balance del discurso de Alberto Fernández en la Asamblea Legislativa?
-Estuvo por fuera del principio de realidad y no estuvo a la altura de la responsabilidad histórica. Me parece que no asume la propia debilidad y complejidad que tiene en virtud del acuerdo con el FMI y que no comprende la compleja situación geopolítica mundial por la invasión de Rusia a Ucrania. Innecesariamente tuvo provocaciones y muchos golpes bajos hacia la oposición y eso lo tendría que haber evitado atento a la propia debilidad que tiene en su coalición de gobierno.
-¿La crítica al gobierno de Cambiemos por la deuda contraída con el FMI fue una provocación?
-Sí, una provocación y un golpe bajo innecesario. El Presidente no puede desconocer que parte de la deuda que se tomó en octubre de 2018, el gobierno de Macri la utilizó para pagar deuda contraída por anteriores gobiernos kirchneristas. Nosotros desde un principio sostuvimos en este debate cuestiones que son centrales. Por un lado, no empujar a la Argentina al default porque sería catastrófico para millones de argentinos que hoy padecen la inflación y la pobreza, para los que quieren invertir y producir. Hay que poder diferenciar el posible default con el FMI a lo que fue el default de 2001, que fue con acreedores privados. Hoy es con un organismo multilateral de crédito, que te deja fuera del mundo. Y con lo que está pasando en el mundo, la Argentina puede pasar a un lugar de total insignificancia en los próximos tiempos. Otras cuestiones importantes son honrar las deudas, no acompañar la creación de nuevos impuestos o los aumentos de los impuestos y tener en cuenta que , en virtud de la ley que votamos y de la Constitución Nacional, lo importante es autorizar al Gobierno a reestructurar, a refinanciar y tomar deuda, y que dejar en claro que el programa y la hoja de ruta es una responsabilidad que compete al Poder Ejecutivo y no al Parlamento.
-Dentro de Juntos por el Cambio, ¿la Coalición Cívica es la que tiene una posición más favorable hacia el acuerdo con el Fondo?
-Nosotros tenemos una posición favorable hacia la Argentina. Queremos ser muy claros: no es favorable a un gobierno, ni a Alberto Fernández o al ministro Guzmán, sino hacia la Argentina. Es una posición que vamos a sostener, aunque esperamos que de una vez por todas ingrese el proyecto al Parlamento. Desde hace semanas que nos dicen que va a entrar y finalmente no se concreta. Esto también es fruto de la imprevisibilidad y la poca responsabilidad, además, de lo que denota en parte la incongruencia y la crisis que está viviendo el oficialismo.
-La mesa chica del PRO escuchó ayer a tres economistas que concluyeron que el acuerdo con el FMI es “una bomba de tiempo” para el próximo gobierno. ¿Ustedes lo comparten?
-No tengo precisión de la reunión, pero hubo economistas que todos respetamos en Juntos por el Cambio como (Hernán) Lacunza y (Luciano) Laspina, aunque también escuchamos a Eduardo Levy Yeyati y a nuestro economista Matías Surt. Confiamos en la opinión técnica de ellos, pero lo primero es esperar qué es lo que manda el gobierno nacional. Tenemos que tratar de no adelantarnos y ayudar a que la Argentina no entre en default, marcar claramente al gobierno nacional las incongruencias y la irresponsabilidad que tuvieron durante todos estos casi dos años de no encontrar un acuerdo ni de sentarse a resolver seriamente las cuestiones fiscal, monetaria y cambiaria. Estamos a días de lo que sería una catástrofe para la Argentina y por eso nosotros a través de Juan Manuel López, presidente de nuestro bloque de diputados, vamos a llevar la discusión sobre este tema con muchísima seriedad y responsabilidad en el Parlamento y también en Juntos por el Cambio.
-En Juntos por el Cambio hay fuertes diferencias internas por el acuerdo con el Fondo. ¿Se pueden tramitar de manera pacífica esas diferencias?
-Tenemos que hacer todos los esfuerzos de tener una posición que cumpla estos objetivos que nos propusimos en la mesa nacional de Juntos por el Cambio y que acordamos entre el PRO, el radicalismo, el Peronismo Republicano y la Coalición Cívica: es auspicioso un acuerdo con el FMI, no hay que empujar ni entrar en default, debemos honrar las deudas, hay que autorizar el financiamiento y la reestructuración (de la deuda) y no habilitar ningún tipo de aumentos ni creación de impuestos. Si eso no fuera posible, también tenemos la enorme responsabilidad en cada uno de los partidos y de los bloques. Confiamos plenamente en el trabajo en Juan Manuel López para coordinar la estrategia parlamentaria y si hay diferencias, en determinar cómo se administran.
-Luego de que el PRO se levantó del recinto, comenzó una campaña de dirigentes y militantes en las redes contra quienes decidieron quedarse en sus bancas. ¿Qué les responde?
-Lo que dije en la reunión del interbloque de JxC no lo pienso hacer público. Si alguno comenta lo que sucedió ahí, se está poniendo en juego y violando una cuestión de confianza. Tenemos que poder entender la posición de cada uno de los partidos y de cada uno de los presidentes de bloque, que trabajamos todos sin excluirnos unos a otros y sin ponernos el amperímetro de quien mide más o menos con respecto al compromiso de la unidad de Juntos por el Cambio. Tenemos que ser serios, poder administrar las diferencias, cuando las hay, y salir de la lógica de la posverdad.