Gabriel Boric: “Ser presidente del siglo XXI es estar permanentemente administrando crisis”

Antes de finalizar su primer viaje internacional en Buenos Aires, el presidente chileno Gabriel Boric, recibió a Infobae en la embajada chilena para una entrevista.

-Está cerca de cumplir su primer mes como el presidente más joven de la historia de su país, ¿Lo está disfrutando o lo está sufriendo?

-Es un proceso de aprendizaje permanente, de desafíos que no paran. Un presidente de una república amiga me dijo que ser presidente del siglo XXI es estar permanentemente administrando crisis. Y el problema es que si uno se dedica a administrar crisis, pierde el rumbo. Entonces es muy importante, a la vez que uno administra la coyuntura, tener muy claro hacia dónde quiere ir. Y yo he tratado de preocuparme de no ser un opinador de la coyuntura, sino más bien un presidente que esté pensando en cómo enfocar el barco hacia el puerto a donde vamos. Eso no es fácil. Seguramente traerá dificultades en términos de encuestas de opinión y cosas así, pero yo creo que es lo correcto pensar en el largo plazo más que solo en la próxima hora.

-¿Puede dormir bien o solo imaginar el trabajo que tiene por delante lo hace dormir poco?

-No, fíjate que tengo el don de poder quedarme dormido con facilidad a piacere. O sea, cuando quiero dormir, puedo acostarme y descansar. No todo lo que me gustaría, pero no tengo problemas de sueño. De hecho, sueño mucho. Tengo una imaginación muy fértil en esas horas.

-¿Y se acuerda los sueños?

-Me acuerdo los sueños y muchas veces los anoto. Que es una locura eso, porque ver el subconsciente a veces es extraño.

– ¿La elección de Buenos Aires como su primer destino internacional tuvo más que ver con cumplir una tradición informal entre los presidentes chilenos o con la afición personal que ha demostrado tener por la Argentina, por la cultura argentina, por los libros, por la música, por el fútbol argentino?

-Es una mezcla. Cuando uno llega a la presidencia de la República entra a habitar una institución que es más grande que uno mismo. Entonces uno no puede llegar pretendiendo barrer con todo lo pasado y con ciertas tradiciones que además tienen sentido. Hace mucho tiempo que los presidentes de Chile, y la Presidenta (Michelle) Bachelet también, sus primeras visitas oficiales fueron acá a la hermana República Argentina. Yo quise mantener eso pero además, como he mencionado, tengo un fuerte vínculo con Argentina porque soy de la Patagonia. Allá no tenemos cordillera, entonces el cruce es mucho más fácil. Compartimos Tierra del Fuego y, como tú bien dices, me crié escuchando punk argentino en conjunto con el chileno y un intercambio permanente de bandas, disfrutando del fútbol. Tuve la oportunidad de conocer a algunos de mis referentes futbolísticos que vinieron a saludarnos acá en la embajada, Pipo Gorosito, el Beto Acosta, el Polo Quinteros, Charly Vázquez, fue un tremendo honor. Y ahora últimamente, también, claro, cada vez más la literatura.

-Usted lo presenta de una manera muy poética y agradable esto de que en la Patagonia no hay fronteras, pero déjeme decirle que, en contraste con eso, la Patagonia también ha sido el lugar donde más conflictos fronterizos ha habido en el último tiempo y ha aflorado mucho resentimiento entre argentinos y chilenos.

-Pero por qué dices que es el lugar en que más…

-Bueno, estuvo el conflicto en el canal de Beagle que casi lleva a una guerra en el año 78, después la disputa por los hielos continentales en los 90 y ahora apareció una nueva disputa por la plataforma continental… Todo esto ha llevado a mucho resentimiento y cuando lo escucho a usted parece más una excepción que la regla de lo que he escuchado entre los patagónicos.

-Mira, en Tierra del Fuego, en donde compartimos territorio, está Río Grande, nosotros tenemos Porvenir. Y en Porvenir se corre la carrera de la hermandad, que es una de las pocas carreras en América Latina que es binacional. Es una carrera de autos, no profesional, pero que se corre desde los 70, que incluso se corrió en el 78. Entonces, cuando las élites de determinados lugares territoriales se pelean y vociferan o quizás algún sector minoritario del periodismo vocifera contra los vecinos, la verdad es que eso no representa la mayoría del pueblo. Y lo que yo he visto en la Patagonia es que lo que hay es mucha más hermandad, que competencia, un tráfico permanente, una colaboración constante y por lo tanto creo que eso que tú mencionabas es más bien una excepción. Ahora, siempre entre los países vecinos hay rivalidades, algunas veces sentidas, otras más absurdas, pero lo que yo también he querido demostrar en este viaje es que podremos tener diferencias, por ejemplo en torno a la plataforma continental Antártica, pero si tenemos esa diferencia, tenemos cien otras cosas en común que nos unen y yo voy a trabajar con particular énfasis en aquellas y defenderé mi punto de vista en la que tenemos diferencia.

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-Sobre esta diferencia que hay respecto a la plataforma continental en el Atlántico Sur, ¿ha podido conversar con el presidente Alberto Fernández, en concreto, cuál es el mecanismo que ustedes piensan utilizar para resolverla?

-No hemos conversado el detalle, pero confío mucho en que esto se va a realizar por vía diplomática, espero que no sea necesario llegar a ningún otro tipo de instancia y en cualquier caso ese es un camino paralelo que no va a detener el proceso de colaboración e integración en todas las otras materias en las que estamos trabajando, energética, cultural, política sanitaria, económica, y tantas otras.

-En las cumbres entre presidentes se anuncian muchos proyectos y después se hacen pocos. Incluso en el caso de Argentina y Chile hay un proyecto, el túnel de baja altura de Agua Negra, entre San Juan y Coquimbo que lo anunció Cristina Kirchner como Presidente, lo volvió a anunciar Mauricio Macri junto a Sebastián Piñera, pero todavía no se ha puesto ni una piedra allí…

-No es uno de los que mencioné yo. Lo vamos a estudiar. Tenía financiamiento del BID. A nosotros nos interesa potenciar la integración fronteriza con Argentina. Hay muchas posibilidades en Catamarca, en Santa Cruz, en Neuquén, hay muchos lugares en donde se puede hacer y con lo de Aguas Negras tenemos algunas observaciones ambientales y de conveniencias, pero que no me cabe ninguna duda de que lo vamos a resolver. Lo que me dijo Alberto es que no hay ninguna obsesión en que sea en un determinado lugar, puede ser 15 kilómetros más allá o más acá, el punto es que sea en el lugar donde a ambos países más le conviene y lo vamos a revisar.

-Si usted tuviera que decir dos cosas que van a avanzar rápidamente…

-El corredor bioceánico en el norte, que involucre también a Paraguay, Brasil, el norte de Argentina y Chile, es algo que para nosotros es tremendamente importante. Le vamos a poner prioridad y creemos que puede ser una herramienta de integración comercial tremendamente importante para unir el Pacífico con el Atlántico y acortar los tiempos de viaje de productos que se exportan hoy a través del Canal de Panamá o a través de los canales del sur y poder pasar bastante más rápido. Espero ir a Paraguay durante el segundo semestre de este año para ver el tema de la construcción sobre el río Paraguay y ojalá a la brevedad poder estar inaugurando este paso que va a beneficiar mucho a todas estas regiones. Otro tema que nos parece tremendamente importante es el tema del gas. Tenemos parte de la industria instalada, no el 100% pero parte, para poder avanzar en licuar gas. Sabemos que ustedes tienen reservas muy importantes en Vaca Muerta, que eso no está conectado todavía en la red central y creemos que por ahí podemos hacer swaps o buscar diferentes alternativas que nos complementen energéticamente no solo en el tema gas, también con energías renovables, no convencionales o energías limpias como el caso del hidrógeno verde en el sur. Ahí hay dos cosas bien concretas en las que espero que tengamos resultados pronto. Además hay cosas que no son tan tangibles. Siempre que se habla de relaciones entre los países se habla del intercambio comercial. Nosotros tenemos un intercambio comercial de más de cinco mil millones de dólares, las inversiones chilenas en Argentina generan cerca de 125.000 empleos. Vinimos con empresarios de diferentes rubros, pequeños y medianos, cooperativas, empresas grandes… esperamos poder aumentar la inversión chilena en Argentina y, viceversa, que aumente la inversión argentina en Chile, dándole todas la certezas de seguridad jurídica que se requieren para ellos. Pero no sólo de plata son las relaciones bilaterales. Queremos fomentar el intercambio cultural. Tenemos una cultura compartida hace mucho tiempo de la cual hemos bebido recíprocamente y en donde las nuevas expresiones del arte… hoy estuvimos en el Museo de Bellas Artes argentino, pero además ayer tuvimos un show en donde hubo música de la nueva canción latinoamericana, hasta rap, pasando por un cantante de diversidades de género… entonces tenemos mucho más donde donde curtirnos y cultivarnos.

-Lamentablemente, en el último tiempo fueron noticia los capitales chilenos que se fueron de la Argentina…

-Pero, compañero, ¡no vea siempre la parte negativa! Eso es cierto hasta cierto período, pero en el último año el intercambio comercial entre Chile y Argentina aumentó un 30%. Entonces yo espero que logremos consolidar ese dato y que ambos países seamos capaces de darle seguridad jurídica a los inversionistas para que sea efectivamente atractivo invertir en cada uno de nuestros países.

-Estaba previsto que en su visita al Congreso usted se entrevistara con la vicepresidente Cristina Fernández. ¿Tuvo alguna noticia de por qué no ocurrió?

-Entiendo que estaba en Calafate o en Santa Cruz. Esta era una visita de Estado en donde nos reunimos con el Poder Judicial, con el presidente de la Corte Suprema, con el presidente de la Cámara diputados, Sergio Massa, con el presidente de la Nación y con la presidenta adjunta del Senado. Si hubiese estado acá la senadora Cristina Kirchner, encantado me reúno con Cristina. Creo que tenemos todos que hacer el mejor empeño para que nuestros países le vaya bien y, si nosotros podemos colaborar en algo, estoy totalmente disponible.

-Su llegada al poder generó noticias en todo el mundo y la principal caracterización que se ha hecho sobre usted es como un referente de la “nueva izquierda”. ¿Usted se siente cómodo con esa caracterización y, en tal caso, en qué se diferencia la “nueva izquierda” de la “vieja izquierda”?

-Creo que no hay virtud per se ni en la juventud ni la novedad. Si uno afirma o trata de afirmar su discurso en la juventud o en la novedad, se está poniendo una fecha de caducación muy pronta. Yo espero que a nosotros nos juzguen por nuestras obras, por nuestras acciones y por la manera en que defendemos nuestras convicciones y principios. Es evidente que la izquierda tiene el deber de estar permanentemente reimaginándose. Si después de los aprendizajes del siglo XX y del derrumbe de lo que se consideró el campo socialista hubo un periodo que se llamó la década ganada en América latina, que tampoco terminó bien porque no tuvo continuidad y porque algunos de los proyectos que allí se manifestaron no solamente no tuvieron continuidad sino que tuvieron desviaciones autoritarias que no son deseables, creo que es importante que nosotros tengamos, recogiendo tanto los aciertos como los fracasos y los errores, la capacidad de reinventarnos y nosotros estamos en ese proceso. ¿Qué significa eso en concreto? Tenemos que incorporar nuevas demandas, nuevas agendas, la medioambiental, la lucha contra la crisis climática provocada por el ser humano es central. Tiene que ser central en nuestra política, no solamente a nivel de Estado nación, sino a nivel latinoamericano y mundial. La agenda del feminismo que no es una agenda sectorial, sino que tiene que permear a todas las políticas públicas, es algo tremendamente importante. La nueva relación que tengamos con los pueblos indígenas, que preexisten a la formación de los estados naciones es también relevante. Y por cierto, el viejo anhelo de las izquierdas que es la construcción de estados que garanticen derechos sociales universales sin importar el tamaño de la billetera o el lugar de la cuna, y en eso tenemos mucho que aprender de la historia.

-Me voy a detener en uno de esos puntos. Chile y Argentina están viviendo un conflicto similar, mucho más agudo en Chile todavía que en Argentina, con grupos extremistas mapuches que no reconocen la autoridad del Estado nacional. Han tomado las armas y piden una reivindicación histórica y que vuelvan a su poder sus tierras ancestrales. Usted ha dicho que quiere conversar con ellos, pero anteayer la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) ha ratificado que no piensa dialogar con usted, se burla de su perfil “buena onda” y “progre” y ratifica que seguirá con su lucha armada para recuperar sus tierras ancestrales. ¿Qué se hace con esto?

-Este es un conflicto histórico que data por lo menos desde 1860, en el mal llamado en Chile “proceso de pacificación de la Araucanía”, que fue más bien un proceso de usurpación y despojo. Y desde entonces esto ha tenido diferentes épocas. Desde los años 90 viene incrementándose justamente la violencia y hay algunos que pretenden verlo solamente desde una perspectiva de orden público. La falta de orden público, la delincuencia y la violencia son derivadas de un conflicto histórico y político mucho más profundo, que es la relación entre un estado y un pueblo que tiene derecho a existir como tal, con todo lo que significa, no solamente en una perspectiva paternalista y turística. Y nosotros aspiramos a avanzar como lo han hecho otros países del globo como, por ejemplo, Nueva Zelanda, Canadá o la misma Bolivia, en torno al reconocimiento nacional de la existencia de una diversidad de pueblos al interior de nuestro país y además el derecho a la autodeterminación que no es lo mismo que secesión como algunos pretenden decir y desinformar. Lo conversé largamente con Jacinta Arden, la primer ministra de Nueva Zelanda. Es posible ensayar otras alternativas. Ahora, esa reconstrucción de confianza en algo que está tan dañado evidentemente va a costar mucho trabajo que hay que hacer bajo cuerda, mucho trabajo que hay que hacer en silencio, sin pretender ganarlo a partir de maniobras comunicacionales. Ahora, por cierto, también uno tiene que marcar ciertos límites y quienes crean que la vía de las armas es la manera de solucionar un conflicto político histórico de estas características, desde mi punto de vista están equivocados, pero además, como presidente de Chile, tengo el deber de hacer respetar la ley y el estado de derecho.

-¿Y qué incluiría esta autodeterminación? ¿Recuperar parte de sus tierras?

-Tiene que ver con la reconstitución del territorio y que puede haber una autonomía respecto de ese territorio.

-¿Autoadministrarse?

-En algunos términos, y esto es algo que está en discusión en este momento en la Constituyente, en donde ciertos conflictos de determinadas características entre comunidades indígenas puedan ser tratados bajo el Admapu, en vez de llevarse a tribunales de policía local, por ejemplo. Entonces hay diferentes mecanismos, insisto, hay ejemplos exitosos de esto en Canadá, Nueva Zelanda, también Noruega o algunos países nórdicos. Bolivia tiene un mejor relación que nosotros hoy día y yo creo que se puede aprender de aquello y tener una resolución pacífica de esto o por lo menos avanzar en esa dirección. También hay otro problema: cuando hay actividades extractivistas, como por ejemplo las forestales, en territorio que es conflictivo, ienen que entender también que no pueden permanecer ahí como si nada.

-Aún cuando hayan arrendado ese terreno y lleven tiempo trabajando allí…

-Bueno, esas son conversaciones que tenemos que tener. Acá nadie le va a imponer unilateralmente nada a nadie. Esto tiene que ser una conversación, que es difícil e insisto son negociaciones que no se anuncian por la prensa, pero sería ingenuo desconocer que la actividad forestal hoy día en el sector de La Araucanía, en la provincia de Arauco, no es parte del problema.

-Le va a costar con gente que no lo reconoce a usted como Presidente. Va a ser un trabajo arduo…

– Y bueno. Yo no puedo obligar a todos a caerle bien a todo el mundo, pero yo soy el legítimo Presidente de todos los que habitan en el territorio de Chile y en ese sentido tengo que ejercer la autoridad que el pueblo decide me ha mandado.

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