Marcos Rojo se convirtió en uno de los focos del mercado de pases. El defensor, de 30 años, negocia su salida como agente libre del Manchester United, club con el que lo une un contrato hasta el 30 de junio. Sin embargo, todo indica que el 31 de enero estará en condiciones de negociar con cualquier institución. Hasta el momento, Boca es el que parece más cerca de sumarlo. La gestión de seducción estuvo a cargo de Juan Román Riquelme –ya había querido incorporarlo a principios de 2020–, quien le ofreció un vínculo por tres temporadas (dos años con la opción a una más).
En el medio, Estudiantes de La Plata, el club que lo formó, en el que vivió dos etapas (la última, corta, de apenas seis meses), le propuso regresar y Juan Sebastián Verón, presidente y ex compañero del zaguero-lateral, se mostró dispuesto a igualar la oferta del Xeneize. Además, en las últimas horas, Los Ángeles Galaxy, la popular franquicia de la MLS, le hizo llegar un ofrecimiento.
Pero hubo otro suceso rutilante alrededor del dos veces mundialista con la selección argentina: recibió un llamado tentador. Según informó el periodista Nicolás Bozza, Marcelo Gallardo, director técnico de River, hizo sonar su teléfono. Y mantuvo una conversación con el futbolista para comunicarle que lo quiere sumar a su proyecto al frente del Millonario, que ya lleva seis años y medio. El jugador habría quedado “encantado” con la charla. Y habría sumado incertidumbre a su decisión final.
Si bien no hizo declaraciones públicas, los caminos de Rojo parecían rumbear hacia Boca. Con guiños o actitudes, fue alimentando los rumores. El futbolista compartió el nuevo tatuaje que se hizo en el gemelo derecho: con una icónica y popular imagen de Diego Armando Maradona en su palco de la Bombonera, con la camiseta de Boca, fumando un habano y luciendo una gorra verde con estrella roja característica del Che Guevara y la revolución cubana.