Japón conmemoró hoy el 75º aniversario de su rendición ante los aliados en la Segunda Guerra Mundial con un acto en el que el primer ministro, Shinzo Abe, y el emperador Naruhito llamaron a «no repetir» los estragos de la guerra.
Como cada año, el jefe de Estado y el jefe de Gobierno japoneses recordaron a los caídos en el conflicto bélico en un acto que en esta ocasión se celebró con un número reducido de personas y una serie de medidas de higiene para para evitar contagios de coronavirus.
Durante el acto se observó un minuto de silencio para recordar a los cerca de 2,3 millones de militares y 800.000 civiles japoneses fallecidos en la Segunda Guerra Mundial, entre ellos los perecidos en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki por parte de Estados Unidos.
Siguiendo la línea de pacifismo marcada por su padre y predecesor, Akihito, el actual emperador nipón manifestó su «profundo arrepentimiento» por los daños causados durante la contienda.
«Echando la vista atrás al largo período de la paz de posguerra, reflexionando sobre nuestro pasado y teniendo en mente sentimientos de profundo arrepentimiento, espero sinceramente que los estragos de la guerra no vuelvan a repetirse», dijo Naruhito, quien pronunció su discurso con mascarilla y estuvo acompañado por la emperatriz Masako.
El evento se celebró como cada año en el estadio Nippon Budokan de Tokio y contó con unos 500 participantes entre representantes gubernamentales, políticos y familiares de las víctimas, una cifra muy por debajo de los 6.000 invitados del año pasado.
Por primera vez, y debido a la reducción del tradicional número de invitados de todas las prefecturas (provincias) de Japón, el Ejecutivo transmitió todo el acto a través de Internet, mientras que los asistentes escucharon el himno nacional en lugar de cantarlo para evitar la posible propagación del virus.
Abe, por su parte, señaló que Japón «nunca olvidará el hecho de que la paz y la prosperidad de las que disfruta actualmente fueron erigidas sobre los sacrificios finales de los caídos en la guerra».
El líder conservador también destacó que durante los últimos 75 años Japón «ha hecho progresos continuados como un país que valora la paz» y subrayó que «se mantendrá la promesa de nunca repetir la tragedia de la guerra», informó la agencia de noticias EFE.
Abe, que tiene entre sus prioridades políticas la reforma del artículo pacifista de la Constitución nipona de posguerra, nunca ha expresado muestras de arrepentimiento por las agresiones bélicas de Japón a países vecinos, a diferencia de lo que hicieron sus predecesores desde 1994.
Lo que sí hizo fue enviar una ofrenda floral al cementerio nacional de Chidorigafuchi, próximo al polémico santuario sintoísta de Yasukuni, vinculado al pasado imperialista nipón y donde se honra a todos los japoneses caídos en combate entre finales del siglo XIX y 1945, entre ellos criminales de guerra.
Si bien el primer ministro se ha abstenido de acudir a ese cementerio en fechas clave, cuatro ministros de su Gabinete visitaron hoy de manera oficial el santuario, lo que supone el primer acto de este tipo desde 2016.
Mientras Japón recordaba hoy a los caídos en la guerra, en las dos Coreas se celebraba el Día de la Liberación Nacional, en recuerdo al final de la colonización nipona de la península coreana.