Si bien desde el Gobierno destacaron que “las exportaciones de maíz están abiertas y la Argentina va a exportar un récord histórico de 38,5 millones de toneladas”, y que “no existe limitación ni cepo”, la Mesa de Enlace emitió un crítico comunicado asegurando que las mismas “generan confusión y desconfianza” en toda la cadena”.
Además, los ruralistas reiteraron que “restringir exportaciones es una mala política pública que nos hace perder a los productores y al país en su conjunto. El productor rural tiene que tener la plena certeza de que es la base de esta cadena de valor y que en ningún momento se actuará con alguna medida que lo perjudique”, dijeron.
Apenas comenzado el mes, los despachos de maíz superaron las 38,5 millones de toneladas de la campaña 2020/21, volumen límite estipulado por la cartera agropecuaria como saldo exportable. Traspasada esa marca, las empresas exportadores prácticamente dejaron de anotar Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), lo que despertó suspicacias entre los productores. Pero con la comunicación de la Subsecretaría de Mercados Agropecuarios de que sólo se certificarán DJVE que cuenten con mercadería física de la campaña 2020/21 ya adquirida, las dudas quedaron de lado.
Es por eso que la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) estima que si estas nuevas medidas funcionarán con un mecanismo parecido a como lo hacían los Registros de Operaciones al Exterior (ROE), herramienta que tuvo se apogeo con Guillermo Moreno como secretario de Comercio Interior y con Ricardo Echegaray con titular de la AFIP, donde el otorgamiento de permisos para exportar funcionaba de manera discrecional, los agricultores podrían perder USD 1.100 millones al año por baja en los precios.
“Si la intervención de las exportaciones de maíz tiene el mismo efecto que los ROE, los productores podrían perder USD 1.100 millones por año”, aseguró un informe de la entidad publicado en su cuenta oficial de Twitter. En este sentido, explicó que dicho mecanismo generó una baja promedio del 8% en el precio del maíz, durante los 8 años (2008-2015) que estuvo vigente y que si se calcula ese potencial decrecimiento se replique ahora sobre un precio FOB actual de USD 240, y una producción de 58,5 millones de toneladas podrían generarse las pérdidas anteriormente previstas.