Nahuel Slipak (33), vendedor de churros de la localidad balnearia de Mar de Ajó, se acercó desesperado hasta la entrada del Camping Municipal General Lavalle para pedir ayuda. Unos cuantos minutos antes, había sido víctima de un ataque brutal: dos individuos lo apuñalaron en varias partes del cuerpo por el simple hecho de que no quiso convidarles fuego para encender un cigarrillo.
El ataque ocurrió el jueves de la semana pasada poco antes de la dos. Los primeros en asistir a Nahuel fueron dos policías de la Bonaerense y un empleado del camping que estaban apostados en la entrada del predio, ubicado en la esquina de Pueyrredón y Lebensohn, a unos 150 metros de la playa.
La explicación que llegó a dar Nahuel antes de que lo llevaran de urgencia al hospital Municipal fue escueta, pero escabrosa. Según contó, como no tenía fuego, los agresores le quisieron robar. Y como se resistió a que le sacaran lo poco que tenía, lo apuñalaron sin piedad varias veces y, luego, escaparon.
Fuentes policiales confirmaron a este medio que el vendedor ambulante provenía de la zona de la playa cuando se acercó al camping para pedir socorro. En el presunto lugar del ataque, los investigadores secuestraron una guitarra y una bicicleta, ambas de la víctima, además de la posible arma utilizada durante el ataque a Nahuel: está siendo sometida a pericias.
En tanto, se determinó que los agresores no le robaron nada. Incluso, cuando lo revisaron en el hospital, el churrero llevaba en sus bolsillos dinero y su celular.
Lo cierto es que, a causa de las siete puñaladas, varios de sus órganos quedaron comprometidos y Nahuel permaneció entubado durante dos días porque, según el parte médico inicial, presentó un “hemoneumotórax de pulmón por herida de arma blanca, herida en duodeno y colon”.
Sin embargo, su estado de salud evolucionó favorablemente. Este lunes, Nahuel pudo declarar ante el fiscal Martín Prieto, ya que se encontraba “lúcido, ubicado en tiempo y espacio, estable y en recuperación”. En ese sentido, fuentes con acceso al expediente indicaron que el churrero ratificó lo que había pasado, y dio algunos detalles más de los agresores.
La agresión, al parecer, fue motivada más por la furia del momento. Según comentó una empleada del camping al canal Crónica, el vendedor herido es una persona “muy tranquila”, que no tiene problemas con nadie. De hecho, le indicó al funcionario judicial que no conocía a los agresores, por lo que la hipótesis de una presunta venganza por el control territorial para la venta de churros está descartada.
Entre otros datos, Nahuel le indicó al fiscal Prieto que hace poco tiempo que llegó a la ciudad balnearia, y que lo hizo sólo para vender churros. Al respecto, la empleada del camping agregó que el churrero concurre durante las temporadas de verano para trabajar de la venta ambulante, y lo hace desde hace varios años. Es por eso que en la zona lo conocen.