Cuando tenía 14 años y pertenecía a la Unión de Estudiantes Secundarios, conoció al líder justicialista, que tenía 58 y cumplía su segundo mandato presidencial.
Nelly Rivas y Juan Domingo Perón en una de las pocas fotografías en la que aparecen juntos
“No es grato hablar de este tema. Pero es obligado hacerlo porque tiene que ver con las modificaciones que sufrió en esos años la personalidad de Perón, y la incidencia que tuvieron en los acontecimientos del país”, sostuvo Felix Luna al referirse al vínculo generado entre el líder justicialista y Nelly Rivas cuando promediaba el segundo periodo presidencial de Perón. Joseh Page, el biógrafo norteamericano de Perón, se preguntó en su clásico libro si Nelly “era su amante o un mero ornamento”, mientras que Enrique Pavón Pereyra afirmó que de ninguna manera se trató de un amor erótico.
El vínculo entre ambos –Perón tenía 58 años y ella 14– fue furiosamente criticado por los antiperonistas y utilizado por la autodenominada “Revolución Libertadora” para mostrar la “decadencia moral” del presidente depuesto en septiembre de 1955. El líder justicialista se refirió pocas veces al tema, pero siempre negó enfáticamente haber mantenido una relación amorosa con Rivas. Durante una rueda de prensa en Venezuela, uno de los países en los que estuvo desterrado, afirmó: “Por mi edad y por mi experiencia, pueden tener la seguridad que no transgredí código morales”. Perón atribuía los rumores a una “verdadera campaña de escándalo” lanzada por los militares que lo desalojaron del poder.
Más allá de las distintas miradas y versiones, tras la caída de Perón, Nelly y su familia padecieron persecuciones por parte de la dictadura militar encabezada por Pedro Eugenio Aramburu e Isaac Rojas. Fue sometida al escarnio público y la persecución judicial, sus padres fueron a parar a la cárcel y ella recluida en un asilo para prostitutas.
Nelly conoció a Perón en agosto de 1953, cuando ella era una estudiante secundaria, y el gobierno justicialista había instalado un importante centro de actividades deportivas en la residencia de Olivos, donde concurrían asiduamente los miembros de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).
“Quedé muda. Sentí que un escalofrío me corría por todo el cuerpo. Empecé a temblar como una hoja (…) Yo había quedado estupefacta ante su sencillez y cordialidad. Tampoco había esperado que fuera tan buen mozo”. Así describió Nélida Haydeé Rivas, “Nelly”, su primer cara a cara con Perón. Poco después de ese primer encuentro y de otros posteriores, la joven pasaría a vivir en el Palacio Unzué, que era usado por Perón como residencia presidencial.
Nelly Rivas, de pequeña, a los cinco años, junto a su madre
La UES, vía de encuentro entre Nelly y Perón
Corría el año 1953 y el gobierno peronista no atravesaba su mejor momento. La economía vivía un momento de turbulencias y los frentes de conflicto crecían día a día. Además, Perón estaba afligido por la muerte Evita, ocurrida el 26 de julio del año anterior. El presidente “había caído en una profunda depresión”, explica la investigadora Araceli Bellota, en su libro Las mujeres de Perón (Planeta, 2005). En ese contexto, al ministro de Educación, Armando Méndez San Martín, “se le ocurrió inventar la Unión de Estudiantes Secundarios (UES)”, una agrupación juvenil, cultural y deportiva , con dos ramas, una masculina y otra femenina, que comenzó a funcionar en la quinta presidencial de Olivos.
Perón, rodeado de estudiantes de la UES
El funcionario a cargo de la cartera educativa “tenía la esperanza de que el general se entusiasmara con la idea y de que los jóvenes le contagiaran un poco de alegría”. Así fue que Olivos se convirtió “en un enorme club femenino”. Méndez San Martín acertó con su plan de cambiar el ánimo de Perón, ya que la “UES renovó el entusiasmo del presidente”, afirma Bellota. Pero todo terminó en escándalo: una de las chicas de la UES era Nelly Rivas.