No son días sencillos para el presidente Alberto Fernández: a las enormes dificultades que tiene por los efectos de la pandemia y la caída de la economía, se le suma el avance del “fuego amigo” que hace arder la interna creciente de la coalición gobernante.
Desde que llegó a la Casa Rosada, periódicamente se alzan voces de integrantes o aliados del Frente de Todos que cuestionan algunas actitudes del jefe de Estado y no hacen más que esmerilar su imagen, en un doble golpe de efecto porque a la vez realza la autoridad de Cristina Kirchner como conductora del espacio.
El disparador de las críticas esta vez fue el acto por el 9 de julio que el mandatario encabezó en la Quinta de Olivos, donde reunió a destacados hombres de del mundo de los negocios que componen el G6 para dar un mensaje de unidad y expresó su rechazo a los «odiadores seriales»
Advirtió que el límite son los genocidas