El pasado 21 de julio fue a pedir ayuda a la Red de Asistencia de la Secretaría de la Mujer ya que “no podía tomar la decisión de separarse”. La encontraron sin vida en el galpón del fondo de su casa y su marido está detenido.
El pasado 21 de julio Di Legge fue a pedir ayuda a la Red de Asistencia de la Secretaría de la Mujer del municipio de La Matanza ya que «no podía tomar la decisión de separarse» y ese día se le realizó un primer estudio psicológico a la enfermera.
Según consta en ese informe, a través del espacio de género que existe en el hospital Churruca donde trabajaba junto a Espíndola, Di Legge «pudo identificar las violencias psicológicas que refiere atravesar (física, sexual, psicológica y simbólica)».
Los profesionales que la asistieron mencionaron que el marido ejercía «violencia por motivos de género de diversa índole, desde hace ya varios años» y que, juntos, tenían «tres hijos, de 10, 16 y 20 años».
A su vez, en abril de 2019 la enfermera ya había realizado una denuncia contra su marido ante el Juzgado de Familia N°8 de La Matanza para solicitar una protección contra la violencia familiar, pero la misma había quedado paralizada desde octubre de 2020, según indicaron fuentes de la investigación.
Con estos antecedentes, los investigadores comenzaron a revisar las cámaras de seguridad cercanas al domicilio de Di Legge a partir de la denuncia por desaparición realizada el sábado por Espíndola.
Allí, encontraron que las cámaras habían capturado el momento en el que ambos ingresaron a la vivienda el jueves por la noche, pero al día siguiente solo se registró al hombre saliendo de su domicilio.
Por esa razón, las autoridades decidieron enviar a la Policía al inmueble junto con perros de rastreo y lograron hallar el cuerpo de la mujer en un viejo galpón del domicilio.
Detalles del informe
El estudio analizado por 11 agentes de la Red de Asistencia de La Matanza indicó: «Está en tratamiento psiquiátrico y psicológico en el hospital Churruca, que es donde trabaja. Manifiesta deseos suicidas. Por lo relatado, se evidencia que los profesionales que la tratan no estarían haciendo intervenciones adecuadas, por lo cual ella no se siente cómoda, escuchada o acompañada».
A su vez, consta que los agentes le sugirieron hablar con el espacio de género de su trabajo para que le asignen nuevos especialistas y que le ofrecieron el contacto de la red de psicólogos feministas, para averiguar si alguno atiende por su obra social.
En ese mismo momento se dispuso que dentro de 15 días la llamarían para hacer un seguimiento de su situación, lo cual debía ocurrir el próximo 4 de agosto.