La ceremonia religiosa contó con 2.000 invitados, entre los que se encontraban decenas de presidentes, primeros ministros y monarcas extranjeros. Se cree que será el evento televisado más visto de la historia.
El Reino Unido concluyó el último adiós a la reina Isabel II con un solemne funeral de Estado llevado a cabo en la Abadía de Westminster. El servicio fúnebre culminará con el entierro privado en el Castillo de Windsor, una ceremonia que pondrá fin definitivo a lo que los británicos ya denominan “el funeral del siglo” de la monarca que reinó durante 70 años.
El funeral de Estado se realizó este lunes por la mañana en la Abadía de Westminster en la capital británica. Tuvo procesiones militares y contó con la presencia de 2.000 invitados, entre decenas de presidentes, primeros ministros y monarcas extranjeros. Se cree que se trató del evento televisado más visto de la historia, con una audiencia mayor a 4.000 millones de personas.
Hacia el mediodía, el coche fúnebre que transportaba los restos mortales de la soberana desde Londres ingresó al recinto del Castillo Windsor, generando aplausos y lágrimas de una multitud congregada. Poco después comenzó la ceremonia en la que el féretro de Isabel II fue descendido a la cripta real, lo que representó un símbolo del fin de su mandato.
La ceremonia final en el Castillo de Windsor
Este lunes al mediodía el ataúd de Isabel II, envuelto por el estandarte real, llegó al Castillo de Windsor, donde se celebra un oficio fúnebre de la reina más longeva de la historia del Reino Unido. Hacia la tarde será la sepultura en la Capilla de San Jorge, una ceremonia privada que está prevista para las 15:30 (hora Argentina).
Luego del extenso funeral de Estado llevado a cabo en la capitalina Londres, los restos de la soberana fueron transportados en un coche fúnebre este mediodía. A lo largo de los 40 kilómetros, miles de personas se congregaron en la gran avenida que conduce al castillo de la familia real para ver llegar el ataúd de la reina.
El fin de la «segunda era isabelina»
Ya en el Castillo de Windsor, cerca de las 13:30 el servicio fúnebre continuó con el retiro de la corona imperial, el orbe y el cetro de la difunta Reina en la capilla de San Jorge. En un gesto cargado de simbolismo, la «segunda era isabelina» llegó a su fin cuando luego de que el más alto funcionario de la casa real, Lord Chamberlain, rompiera la vara de mando de la soberana y la pusiera sobre su ataúd, una curiosa tradición que se sostiene hace cientos de años.
Hacia el final de la extensa ceremonia religiosa en el palacio real, los medios británicos comenzaron a conceptualizar la muerte de Isabel II como «el final de una era», considerando que se trató de la despedida de la jefa de estado que más tiempo reinó en la historia británica (siete décadas), tras superar a su tatarabuela Victoria I.
El coche fúnebre llegó cubierto con flores que las multitudes le tiraron durante su recorrido desde Londres, donde Isabel II había sido homenajeada en unas solemnes exequias oficiales en la Abadía de Westminster.
Cómo fue la ceremonia en la Abadía de Westminster
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia Anglicana, estuvo a cargo del sermón. En él rindió homenaje a la vida de Isabel II, quien dedicó setenta años de su vida a su reinado. Welbi afirmó: «Las personas que aman servir son infrecuentes en cualquier ámbito de la vida. Los líderes que aman servir son aún más infrecuentes. Pero en todos los casos, aquellos que sirven serán amados y recordados, mientras que quienes se aferran al poder y los privilegios son olvidados».
El Coro de la Abadía de Westminster y el Coro de la Capilla Real entonaron cánticos para los invitados, entre los que se encontraban al rededor de 500 mandatarios y monarcas del mundo, desde el presidente estadounidense Joe Biden al brasileño Jair Bolsonaro, los reyes de España Felipe y Letizia, y los eméritos Juan Carlos y Sofía, hasta el emperador Naruhito de Japón. Luego, una fanfarria de los trompeteros de la caballería de la casa real marcó el inicio de los dos minutos de silencio, que se observaron por televisión desde todos los rincones del país, desde bares hasta las calles o los parques.
El oficio finalizó con el himno nacional, «Dios salve al Rey», que fue entonado en honor del nuevo rey, Carlos III. Este último siguió, acompañado por sus hermanos e hijos, la salida del féretro de la la reina, llevado por ocho portadores y cubierto con el estandarte real, la corona imperial, el cetro y el orbe, símbolos de la reina. Cabe destacar que el ataúd fue cargado sobre un carro de la Royal Navy, tirado por marinos y acompañado por militares de tres regimientos cercanos a la difunta monarca, emprendió una procesión por el centro de Londres hasta al Arco de Wellington, en Hyde Park Corner.
Los bisnietos de Isabel II, el príncipe Jorge, de 9 años, segundo en la línea sucesoria, y su hermana Carlota, de 7 años, siguieron al cortejo en un automóvil oficial junto a su madre Catalina, princesa de Gales, y Camila, reina consorte. Después, los restos de Isabel II debían ser trasladados en coche fúnebre hasta Windsor, localidad que se ubica a unos 40 km al oeste de la capital donde se encuentra el castillo que se convertirá en la última morada de la reina.
Se estima que alrededor de 2 millones de personas saldrán a las calles de Londres y Windsor para contemplar el paso del cortejo fúnebre, que demandó la puesta en marcha del operativo de seguridad más grande de la historia del Reino Unido.
La ceremonia paralizó la vida británica durante algunas horas, debido a que muchos comercios cerraron durante toda la jornada, aunque se anunció que miles de pubs y bares permanecerán abiertos para que los británicos brinden por la monarca.
Los mayores supermercados británicos, encabezados por Tesco y Sainsbury’s, cerraron sus puertas, así como la importante tienda de ropa Primark. Las escuelas británicas y la bolsa de Londres permanecen cerradas porque el día fue declarado feriado nacional, y los hospitales pospusieron los turnos.
El minorista de alimentos y ropa Marks and Spencer dijo que abriría algunos locales cercanos al lugar del funeral y el entierro, en Londres y sus alrededores, pero todas las sucursales de McDonald’s cerrarán hasta que finalice la ceremonia.
Multitudes colmaron las calles
La reina Isabel II falleció el 8 de septiembre, con 96 años, mientras pasaba el verano en el castillo escoces de Balmoral. Su salud empeoraba desde aproximadamente un año, pero la muerte de una monarca que dedicó toda subida al reinado, conmocionó al país y al mundo. A tal punto que el Reino Unido le rindió homenaje con 10 días de luto nacional, cortejos y procesiones. Además, en las calles se veía una masiva emoción popular, salvo por las protestas de una minoría de republicanos, publicó Perfil.
La Abadía de Westminster no pudo albergar a la multitud de británicos deseosos de acompañar a su reina hasta el final. Por lo que, a primera hora de la mañana, miles de personas esperaron en el Mall, la célebre avenida que conduce al palacio de Buckingham, algunos con banderas británicas, para ver pasar el cortejo tras el funeral de Estado.
«Siempre dijimos que si la reina moría, vendríamos a su funeral de Estado. Ya vinimos a las bodas reales, al Jubileo de Platino (que tuvo lugar en junio). Esperamos poder ver el coche fúnebre», expresó una mujer de 69 años, que llegó junto a su amiga a las 5:30 de la mañana.
Último adiós privado junto al príncipe Felipe
A las 15:30, la familia real volverá a reunirse en la capilla para depositar a la reina en su sepultura definitiva, el «Memorial Jorge VI», la Capilla Conmemorativa donde reposan su padres, así como las cenizas de su hermana, la princesa Margarita.
Los restos de su esposo, el príncipe Felipe, que reposan en la cripta real desde su entierro en abril de 2021, serán trasladados a la capilla para reunirse con los de su esposa y sus familiares más cercanos.