«La hija mayor, Lesly, con la pequeña en brazos, corrió hacia mí. Lesly dijo: ‘tengo hambre’«, relató Nicolás Ordóñez Gomes, uno de los integrantes del equipo de búsqueda.
«Uno de los dos muchachos estaba acostado. Se levantó y me dijo: ‘mi mamá está muerta'», agregó.
En las imágenes filmadas con un teléfono móvil aparecen demacrados los cuatro niños, el más pequeño en brazos de uno de sus salvadores. Todos están muy delgados. Los rescatistas, miembros de la guardia indígena, cantan, fuman tabaco (planta sagrada entre los nativos) y dan gracias con alegría.
«Dios nunca nos falla cuando uno lo pide con realidad (. . .) la fe nos ha puesto en el camino que lo queríamos», dice otro rescatista indígena.
La bebé Cristin, que cumplió su primer año de vida en medio de la espesura, aparece en brazos de uno de los guardias indígenas que junto a militares participaron en la búsqueda entre la agreste jungla.
Los otros tres menores, Lesly (13 años), Soleiny (9) y Tien Noriel (5), se juntan para quedar flanqueados por otros rescatistas.
Las imágenes difundidas por el Sistema de Medios Públicos de Colombia también muestran a los niños recostados y recibiendo «suero» para rehidratarlos mediante cucharaditas dadas por militares.
«Estamos entregando los niños a la Fuerza Armada colombiana. Les hemos encontrado a una distancia de cuatro km y medio» del sitio en el que la aeronave en que viajaban se accidentó el 1 de mayo, se escucha.
En el percance murieron la madre de los niños, un dirigente indígena y el piloto.