En la reunión, que realizará en el salón de eventos La Escondida, en Palermo, habrá clima de festejo, pero sin euforia, por la victoria a nivel nacional por el 41,8% de los votos ante el Frente de Todos, que consiguió el 33%. La dirigencia opositora coincide en que los graves problemas de los argentinos no habilitan ninguna sobreactuación festiva, algo que se manifestó en la noche del domingo con celebraciones contenidas y discursos contundentes sin dosis de triunfalismo.
“En pocos días nadie hablará más de las elecciones y los argentinos tendrán encima la carga de los problemas económicos que genera el Gobierno”, apuntó una figura de JxC, para quien el Presidente habló del diálogo de manera errónea: “No puede convocar a la oposición a buscar consensos y al mismo tiempo criticar el gobierno de Mauricio Macri. Es muy contradictorio”, dijo.
“Reafirmamos que el ámbito para acuerdos en materia institucional es el Congreso de la Nación. El principio republicano de división de poderes establece que es el Poder Ejecutivo quien tiene que recurrir al Congreso, y no a la inversa. Nuestros gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tratarán con el Poder Ejecutivo cuestiones de gestión que hacen a las políticas de gobierno de sus respectivos distritos”. Este texto fue incluido en la declaración final por expreso pedido de Elisa Carrió, la fundadora de la Coalición Cívica, para bloquear la convocatoria al diálogo del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, de fluida relación con algunos opositores.
“Si el propio Presidente anunció que el eje del diálogo será un programa económico que enviará al Congreso, hay que canalizar la búsqueda de consensos en ese ámbito”, advirtió otro dirigente de peso de Juntos por el Cambio. Es, hasta ahora, la opinión predominante en la coalición.