Durante tres horas, los integrantes de la Cámara de Casación estuvieron reunidos discutiendo la situación de la jueza que cumplió 75 años el mes pasado. La magistrada dijo que la ponían entre la espada y la pared por ser mujer.
La Cámara Federal de Casación parece un hervidero. Durante tres largas horas, todos sus integrantes estuvieron encerrados discutiendo una única cuestión: qué debe pasar con la jueza Ana María Figueroa, que cumplió 75 años el 9 de agosto pasado y que aún espera que el Senado apruebe su pliego para quedarse durante cinco años más. Un sector mayoritario del máximo tribunal penal del país la quiere afuera; la oposición se relame con una vacante. Todo indica que la camarista pedirá una licencia extraordinaria por 30 días a la espera de que la Cámara alta trate su situación.