El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió hoy al Salón Oval, ubicado en la estrecha Ala Oeste donde trabajan decenas de sus asesores y de periodistas en un espacio muy pequeño, pese a no haber terminado la cuarentena por estar enfermo de coronavirus.
Trump fue a su oficina esta tarde para que sus asesores lo pusieran al día sobre la economía y el huracán de categoría 2 Delta, que se dirige a la costa sur del país, informó a la prensa el vocero de la Casa Blanca, Brian Morgenstern.
«Me acaban de informar sobre el huracán Delta, y hablé con los gobernadores de Texas (Greg Abbott) y de Luisiana, John Bel Edwards. Por favor, sigan las indicaciones de sus líderes estatales y locales», tuiteó el magnate poco después.
Desde su regreso del hospital el pasado lunes, el mandatario estuvo trabajando desde la residencia presidencial, ubicada en el segundo piso de la residencia situada en el corazón de Washington.
Sin embargo, ya ayer había presionado a sus asesores para volver a trabajar al Ala Oeste, aledaña al edificio principal y donde se encuentra el Salón Oval, según reconoció esta mañana el jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, citado por la cadena CBS News.
Según informó hoy su médico, Sean Conley, en un comunicado,Trump no tiene síntomas de coronavirus desde hace 24 horas ni fiebre desde hace cuatro días.
Conley afirmó que el mandatario le dijo esta mañana que se siente «fenomenal» y agregó que «no ha tenido fiebre desde hace cuatro días ni síntomas (de Covid-19) desde hace 24 horas».
«Su examen físico y sus signos vitales, incluida la saturación de oxígeno y la frecuencia respiratoria, permanecieron estables y en rango normal», afirmó.
«No tiene fiebre desde hace cuatro días, sin síntomas durante más de 24 horas, y no necesitó recibir oxígeno suplementario desde la hospitalización inicial», añadió el parte, que precisa que seguirán monitoreando «de cerca» el estado de salud del mandatario.
El comportamiento del presidente, de 74 años, es analizado con especial atención, ya que una gran cantidad de personas que trabajan en la Casa Blanca, incluidos periodistas, también dieron positivo en coronavirus.
Poco antes de la salida del mandatario de un hospital militar, el lunes pasado, los médicos de Trump recalcaron que «todavía no estaba completamente fuera de peligro».
El estado de salud del mandatario se vio envuelto en dudas y misterio desde el viernes pasado cuando él mismo dio a conocer que había dado positivo.
A partir de entonces, la información que circuló por parte de la Casa Blanca y del personal médico del presidente -sobre todo de su medico personal- fue confusa, contradictoria y esquiva.
Al ser dado de alta, Trump aseguró que se encontraba en buen estado y, fiel a su costumbre, al día siguiente minimizó la enfermedad al tuitear que “es bastante menos letal” que una gripe.
Sin embargo, el mismo lunes las cámaras lo mostraron con cierta dificultad al respirar luego de subir los escalones del pórtico sur de la Casa Blanca.
De todos modos, Trump se mostró ansioso por regresar a la campaña de cara a los comicios del 3 de noviembre y dijo que estaba preparado para participar del segundo debate presidencial con su rival, el demócrata Joe Biden, el 15 de este mes en Miami.
Al respecto, Biden dijo hoy en Maryland que está “ansioso por poder debatirlo”, pero afirmó que no debería realizarse si Trump todavía está infectado, informó la agencia de noticias Ansa.
Aún se desconoce cómo afrontará Trump estas últimas semanas claves de campaña, especialmente cuando crecen los rumores sobre posibles nuevas complicaciones médicas.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo ayer a la cadena de noticias CNN que los problemas de salud del mandatario persisten.
Si esto es cierto, la campaña oficialista podría verse afectada no solo por el estado de salud de Trump, sino por el tendal de contagios que dejó en gran parte de su personal y que sigue obligando a muchos a ponerse en cuarentena.
El principal asesor en temas inmigratorios de Trump, Stephen Miller, anunció anoche que está contagiado de coronavirus, y se transformó en el vigésimo tercer integrante del entorno del mandatario golpeado por la pandemia en la última semana.
Estados Unidos registra más de 7,5 millones de casos y casi 211.000 muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins que muestran que solo cuatro estados (Hawaii, Kansas, Missouri y Carolina del Sur) reflejan tendencias a la baja en nuevos casos en comparación con la semana anterior.