El presidente Donald Trump y su rival demócrata, Joe Biden, peleaban hoy voto a voto en el inicio del escrutinio de las elecciones en Estados Unidos, luego de que millones de votantes desafiaran el coronavirus y se volcaran a las urnas para unos trascendentales comicios marcados por la economía, las tensiones raciales y la pandemia.
Cadenas de noticias proyectaron triunfos tempranos de Trump y Biden en más de una quincena de estados, pero que no permitían sacar conclusiones sobre el resultado de las elecciones, por ser todos ellos territorios históricamente republicanos o demócratas, adonde ambos llegaban como favoritos.
Varios estados de los realmente decisivos ya habían cerrado las mesas y comenzado el escrutinio, incluyendo Florida, Georgia y Pensilvania, pero la carrera se presentaba reñida y las cadenas de TV no se atrevían a proyectar un ganador.
Trump iba al frente en la sureña Florida, un estado que necesita ganar sí o sí para conservar la Casa Blanca, y donde el escrutinio oficial avanzaba rápidamente.
Escrutado el 91% de los votos, el mandatario republicano aventajaba a Biden por 50,6% a 48,4%.
Según proyectaron Fox News y CNN, Trump se impuso en Kentucky, Indiana, Virginia Occidental, Oklahoma, Mississippi, Alabama, Carolina del Sur, Tennesse y Arkansas, mientras que Biden ganó en Virginia, Vermont, Illinois, Delaware, Nueva Jersey, Massachusetts, Connecticut, Rhode Island, Maryland y en el distrito de Columbia.
Con estos esperados triunfos para cada uno de los aspirantes, Biden sumaba ya 88 de los 270 votos que necesita un candidato en el Colegio Electoral para ser proclamado presidente, mientras que Trump acumulaba 72, según el sistema de elección indirecta de Estados Unidos.
Los votantes que hoy sufragaron en persona se sumaron a 102 millones de estadounidenses que votaron por anticipado en las últimas semanas, un asombroso número récord que representa el 73% de los votos totales emitidos en las elecciones presidenciales de 2016 y que refleja los temores al coronavirus.
Biden, de 77 años, llegó a las elecciones en mejor posición que Trump, ya que tiene muchas más combinaciones posibles de estados que ganar que le permitirían llegar a los 270 votos en el Colegio Electoral, incluso sin Florida, mientras que el republicano, de 74 años, tiene un camino más estrecho, aunque no imposible, hacia su reelección.
El control del Senado también está en juego: los demócratas necesitan una ganancia neta de tres bancas para arrebatar a los republicanos el control de la Cámara alta si es que Biden, que es senador, logra ganar la Casa Blanca.
Se espera que los demócratas mantengan el control de la Cámara de Representantes.
Si se dieran todos estos escenarios, sería la primera vez en una década que los demócratas controlan tanto la Casa Blanca como ambas cámaras del Congreso.
Trump, acosado por su manejo del coronavirus en el país más afectado por la pandemia, con más de 232.000 muertos por el virus, comenzó la jornada con gran optimismo, e incluso predijo que su desempeño sería mejor que en 2016, cuando logró la Presidencia contra todos los pronósticos imponiéndose en casi todos los estados más decisivos.
Pero durante una visita a la sede central de su campaña, en el estado de Virginia, habló en tono más grave.
«Ganar es fácil, perder nunca es fácil, no para mí, no lo es», admitió.
El mandatario dejó abierta la posibilidad de dirigirse a la nación esta noche, incluso si no aún no se conoce el ganador de los comicios.
La cantidad récord de votos por anticipado podría hacer que por primera vez en 20 años los estadounidenses se vayan a dormir sin saber quién gobernará el país los siguientes cuatro años, es decir sin las proyecciones de las cadenas de TV que desde hace décadas predicen al próximo presidente antes de que se cuenten todos los votos.
Biden había anunciado un discurso para la noche desde su casa en el estado de Delaware, pero, horas antes del horario previsto para darlo, lo puso en dudas.
«Si hay algo de lo que hablar esta noche, hablaré. Si no, esperaré hasta que los votos se cuenten al día siguiente», dijo Biden, citado por CNN.
«Soy supersticioso y no me gusta predecir qué resultado va a haber hasta que suceda, pero estoy confiado», agregó, luego de haber cerrado su campaña horas antes con una última visita a Pensilvania, uno de los estados que se espera defina esta elección.