Silvia Colletti pretende que su perrita Dharma, que tiene una delicada situación de salud sea considerada como parte de su familia porque el animal demanda atención especial y constante.
Silvia Colletti es una ingeniera agrónoma que trabaja en el INTA y pide que su perra salchicha Dharma sea reconocida como integrante no humana de su familia, luego de que le rechazaran un pedido de licencia para cuidar al animal que tiene un delicado estado de salud. La perrita, según explicó, requiere cuidados constantes y por eso Colletti necesitaba ausentarse en su trabajo porque es su “única familia”.
“Dharma es mi única familia en Salta, mi contención emocional, mi hija verdaderamente. Ella necesita de mí, tanto como yo necesito de ella”, sostuvo. Colletti contó que Dharma dejó de comer con normalidad y decidió llevarla al veterinario que, tras una serie de estudios, comprobó que la perrita tenía un problema renal crónico, complicaciones en el páncreas, piedras en la vesícula y un coágulo en el abdomen.
“A principios de este año tuve que internarla. Tenía que dejarla temprano en la mañana y retirarla por las noches, así día tras días. La pasamos muy mal, ella sufriendo, yo también, y jornadas enteras sin dormir. Hablé con mis jefes y les planteé la situación, pero la desestimaron”, detalló la ingeniera a Página 12.
Como empleada estatal, Colletti podía pedirse seis días al año por cuestiones personales y no más de dos por mes, pero la compleja situación de Dharma implicaba más y entonces pensó en pedir la incorporación legal de la perrita salchicha como “integrante no humana de su familia multiespecie”.
“No sabía cómo hacer para atenderla, era un momento crítico. En el trabajo desestimaron la cuestión. Eso hizo que me planteara la situación y que comenzara esta lucha para que sea reconocida formalmente como mi familia, con los derechos que asisten a un niño, por ejemplo, para cuidarlo cuando está enfermo”, explicó.
La posibilidad de que la perrita sea reconocida como “integrante no humana” de la familia
Silvia Colletti acudió a organizaciones especializadas en derecho animal y se asesoró para avanzar con su pedido. “Primero vimos la forma de inscribirla en el INTA regional como integrante no humana de mi familia multiespecie, pero no lo logramos, quedó archivado.
«Luego con mis abogadas hicimos la solicitud a nivel nacional, acompañando el pedido con las argumentaciones legales correspondientes y los precedentes que existen en el mundo, América Latina y en el país”, contó, aunque en esa oportunidad tampoco lograron que le dieran curso a su pedido, publicó Perfil.