En un clima de creciente tensión política, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia anunció hoy una nueva postergación de los comicios generales por la pandemia de coronavirus y los convocó para el próximo 18 de octubre, en una decisión que el expresidente Evo Morales calificó de «inconstitucional» y encendió luces de alarma en la principal central obrera del país.
Bolivia atraviesa una aceleración de la curva de contagios de coronavirus que tiene al borde del colapso a importantes sectores del sistema sanitario, especialmente en las ciudades más grandes.
Sin embargo, el país también transita una profunda crisis política desde que en noviembre pasado Morales renunció y denunció un golpe de Estado en medio de protestas masivas y proclamas policiales y militares.
La nueva fecha electoral establece que la primera vuelta sería el 18 de octubre, un eventual ballotage presidencial el 29 de noviembre y la asunción del nuevo Gobierno recién en diciembre, es decir, más de un año después de la asunción del Gobierno de facto de Jeanine Áñez.
Las elecciones de octubre pasado en las que Morales había sido reelecto y que fueron calificadas como fraudulentas -una definición hoy puesta en duda- fueron canceladas y se convocaron a nuevos comicios para principios de mayo. En plena explosión de la pandemia y con el acuerdo de todas las fuerzas, la fecha quedó en suspenso.
Pero tras esa primera suspensión y con la multiplicación de las medidas judiciales, políticas y electorales contra el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, esta fuerza, la más importante del país según todas las encuestas y con gran parte de su cúpula en el exilio, comenzó a pedir que se convoque a las elecciones en septiembre y que no se extienda más el «Gobierno interino», como lo denominó Áñez al asumir el año pasado.
La mayoría de los partidos acordaron con el TSE la fecha del 6 de septiembre, luego aprobada por la Asamblea Legislativa, controlada aún por las mayorías del MAS. Áñez la promulgó a regañadientes, pero nunca dejó de pedir que se vuelva a postergar por la pandemia.
La aceleración de los contagios y las muertes en el último mes -que se evidenció en las declaraciones de alertas de varios hospitales por falta de recursos, la aparición de muertos en las calles y el masivo brote dentro del Gobierno de facto y la primera línea de dirigentes del país- dio nueva fuerza al reclamo de Áñez y de otros opositores a Morales y el MAS.
Actualmente, Bolivia registra más de 64.100 casos y unos 2.300 muertos, aunque, dado el bajo nivel de testeo, se cree que las cifras son mucho mayores.
En un comunicado, el presidente del TSE, Salvador Romero, explicó que la nueva fecha -18 de octubre- «genera mayores condiciones para la protección de la salud, facilidades de votación en el exterior, llegada de misiones de observación internacional, además de favorecer el despliegue logístico de todas las operaciones», según reprodujo la agencia de noticias EFE.
Romero aseguró que la decisión fue adoptada a partir de estudios que advierten que «el pico» de contagios podría llegar «entre fines de julio y los primeros días de septiembre, por lo tanto, eventualmente, en una etapa cercana al 6 de septiembre».
«Es recomendable organizar la elección en la fase descendente de la pandemia para minimizar riesgos», concluyó.
El primero en rechazar la decisión del máximo órgano electoral fue Morales, desde Argentina, donde se instaló luego de denunciar que el Gobierno de facto quería detenerlo y hostigaba a su familia y aliados.
«El Gobierno de facto quiere ganar más tiempo para continuar con la persecución contra dirigentes sociales y contra candidatos del MAS-IPSP. Esa es otra forma de proscripción. Por eso no quiere elecciones el 6 de septiembre», denunció el exmandatario.
Morales, además, destacó que en Bolivia la institución que debe poner fecha y convocar a las elecciones es la Asamblea Legislativa, donde su partido aún controla las mayorías.
«Cualquier decisión unilateral (del TSE) es ilegal e inconstitucional», sentenció Morales en su cuenta de Twitter.
Poco antes, la Central Obrera Boliviana (COB) se había declarado en estado de emergencia y su secretario ejecutivo, Juan Carlos Huarachi, había advertido que no aceptaría nuevas postergaciones.
“La Central Obrera Boliviana se declara en estado de emergencia ante cualquier intento de querer suspender las elecciones del 6 de septiembre”, aseguró Huarachi, citado por la emisora de radio Fides.
Otras organizaciones sociales emitieron advertencias o rechazos similares, lo que pronostica una escalada aún mayor de la tensión política en el país.
Mientras tanto, el resto del arco político, el mismo que apoyó al Golpe de Estado y el derrocamiento de Morales, celebró la decisión del TSE.
El expresidente Carlos Mesa y candidato presidencial ubicado en segundo lugar, según la mayoría de las encuestas -aunque aún lejos del candidato del MAS, Luis Arce- expresó «su pleno respaldo a la decisión del Tribunal Supremo Electoral» en un video publicado en su Twitter.
«Terminado el tema de la discusión electoral y entendiendo que la decisión del tribunal muestra una responsabilidad con el país, creemos que este es el momento de preocuparnos hoy por la salud, por la lucha contra el coronavirus, por la adopción de medidas adecuadas para combatirlo, disminuir su crecimiento y para tener condiciones mínimas» para un proceso electoral, aseguró Mesa.
La presidenta de facto, en tanto, se comprometió a cumplir con la nueva fecha electoral.
«Cumpliremos la fecha que el TSE y la Asamblea fijen para las elecciones. Cualquiera sea esa fecha, el Gobierno llama a impulsar entre todos la reactivación económica, la lucha contra el virus y la consolidación de la democracia», escribió en su Twitter, pese a que no está claro que la Asamblea Legislativa apruebe la nueva fecha electoral.